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¿A Cuál Árbol Estás Atado?
Escrito el 11 Jun 2012
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Si te dijera: “Un gran elefante no puede mover una pequeña silla”, seguramente dirás: “imposible”. Y estás en lo cierto, pues este animal tiene la fuerza de arrancar un árbol de raíz con su trompa y hasta tumbar una casa sin esfuerzo.
Sin embargo, hay elefantes que aún con la asombrosa fuerza que poseen son incapaces de mover una silla. Esto se debe a la manera en que fueron criados. Por naturaleza, el elefante desea recorrer libremente la selva, pero cuando nace en cautiverio, ya sea en un circo, zoológico o en una tribu, atan una de sus patas a un árbol con una gruesa soga o cadena para evitar que se escape.
Una vez atado al tronco se vuelve rebelde; trata de zafarse, escandaliza con su trompa y hasta le mete una patada al cubo de agua en señal de protesta. Intenta por todos los medios fugarse, pero a su temprana edad no le es posible lograrlo. Finalmente, cuando llega a la adultez y con un peso de más de 10 mil libras se supone que el elefante sea capaz de arrancar cualquier atadura. No obstante, lo atan a una liviana silla, y ni tan siquiera intenta liberarse.
Este elefante no busca la manera de escapar porque cree que sigue atado a un robusto árbol. Es increíble como el pasado puede atrofiar las habilidades de este gigantesco animal. Igual sucede con los humanos; permitimos que los sinsabores del pasado nos detengan a cumplir nuestras metas.
Tú tienes un gran potencial y una fuerza interna increíble, pero seguramente algo no te deja perseguir tus sueños. ¿Qué ataduras del pasado te tienen paralizado? Tal vez no te has atrevido a emprender un negocio porque anteriormente fracasaste. O quizás te has metido en la cabeza que no puedes aprender inglés porque te dijeron que tenías una mala pronunciación, o a lo mejor, no te atreves a salir de una mala relación porque desde pequeña te enseñaron: “El matrimonio es para toda la vida”.
Sea cual sea tu atadura, es hora de romper con esos pensamientos que te mantienen encadenado falsamente a ese árbol imaginario. La clave para zafarte está en sacudir esos temores y actuar. ¡No puedes pensarlo más! Una vez empieces a moverte, te vas a dar cuenta -poco a poco- del impulso tan grande que tienes. A diferencia de un elefante atado a una silla, tú tienes la capacidad de razonar y darte cuenta que puedes intentarlo una vez más y disfrutar tu libertad.
Para más motivación visita
www.mariamarin.com o síguela en
Twitter@maria_marin
Sin embargo, hay elefantes que aún con la asombrosa fuerza que poseen son incapaces de mover una silla. Esto se debe a la manera en que fueron criados. Por naturaleza, el elefante desea recorrer libremente la selva, pero cuando nace en cautiverio, ya sea en un circo, zoológico o en una tribu, atan una de sus patas a un árbol con una gruesa soga o cadena para evitar que se escape.
Una vez atado al tronco se vuelve rebelde; trata de zafarse, escandaliza con su trompa y hasta le mete una patada al cubo de agua en señal de protesta. Intenta por todos los medios fugarse, pero a su temprana edad no le es posible lograrlo. Finalmente, cuando llega a la adultez y con un peso de más de 10 mil libras se supone que el elefante sea capaz de arrancar cualquier atadura. No obstante, lo atan a una liviana silla, y ni tan siquiera intenta liberarse.
Este elefante no busca la manera de escapar porque cree que sigue atado a un robusto árbol. Es increíble como el pasado puede atrofiar las habilidades de este gigantesco animal. Igual sucede con los humanos; permitimos que los sinsabores del pasado nos detengan a cumplir nuestras metas.
Tú tienes un gran potencial y una fuerza interna increíble, pero seguramente algo no te deja perseguir tus sueños. ¿Qué ataduras del pasado te tienen paralizado? Tal vez no te has atrevido a emprender un negocio porque anteriormente fracasaste. O quizás te has metido en la cabeza que no puedes aprender inglés porque te dijeron que tenías una mala pronunciación, o a lo mejor, no te atreves a salir de una mala relación porque desde pequeña te enseñaron: “El matrimonio es para toda la vida”.
Sea cual sea tu atadura, es hora de romper con esos pensamientos que te mantienen encadenado falsamente a ese árbol imaginario. La clave para zafarte está en sacudir esos temores y actuar. ¡No puedes pensarlo más! Una vez empieces a moverte, te vas a dar cuenta -poco a poco- del impulso tan grande que tienes. A diferencia de un elefante atado a una silla, tú tienes la capacidad de razonar y darte cuenta que puedes intentarlo una vez más y disfrutar tu libertad.
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