Adapta tu recámara
La habitación de tu bebé debe ser acogedora, confortable y segura, pues durante su primer año de vida pasará ahí muchas horas
LAS PAREDES
Pintadas: Si las vas a pintar, hazlo con pinturas no tóxicas. Elige tonos pastel, porque son acogedores y relajantes, y además permiten que sobresalgan los adornos colgados. Trata de que sean rosa, salmón o amarillo, pues los azules y verdes reflejan un poco de frialdad, y los muy cálidos como rojo o naranja son demasiado inquietantes para el niño.
Tapizadas: Si eliges papel tapiz, busca uno con un estampado de figuritas pequeñas, porque los dibujos muy grandes intranquilizan al bebé, además de que reducen visualmente la recámara.
EL SUELO
Piso: Debe ser de un material tibio, y la mejor opción es el parqué de madera por calientito además de económico.
Alfombra: Es el material más cálido, pero también es el más sucio. La alfombra de lana es mejor que la acrílica porque no crea estática. Pero si el niño es alérgico al polvo, queda prohibida la alfombra.
LA LUZ
Muebles: Coloca los muebles de modo que tu pequeño disfrute de la luz natural que entra a la recámara suavemente a través de la cortina. Acomoda su cuna cerca de la ventana, pero no junto a ella para evitar que le llegue el frío.
Lámparas: Lo mejor es que a la lámpara de techo le instales un dimmer o regulador de luz, para que puedas ajustar el nivel de iluminación de modo que sea sutil para tu bebé. También puedes estimular sus sentidos con una lámpara que proyecte figuras en la pared y en el techo.