Aumenta el número de soldados hispanos que buscan la naturalización

EL PASO - La orden ejecutiva firmada en 2002 por el presidente George W. Bush que permite a los militares que llevan un año de servicio naturalizarse, ha acelerado considerablemente las solicitudes de efectivos hispanos.

Para la sargento Mariana Limón, de 28 años y de origen mexicano, hacerse ciudadana estadounidense le abrió las puertas de su sueño: convertirse en miembro del Servicio Secreto y extender en lo posible su estancia dentro del ejército de los Estados Unidos.

Limón es una de los 20.000 soldados que por años sirvieron como residentes legales y que se han naturalizado en la última década, de acuerdo con la portavoz del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de EEUU (USCIS), María Elena García Upson.

Agregó que en los últimos años se ha incrementado el número de solicitudes de militares que buscan la ciudadanía.

En los primeros 10 meses del año fiscal 2006 se recibieron, solamente en El Paso, 126 solicitudes cuando hasta hace tres años éstas no alcanzaban las 100.

"Nací en México y amo a mi país, pero EEUU me ha abierto oportunidades que no hubiera tenido en mi tierra", dijo a Efe la sargento que llegó a este país a los 11 años.

"Se me puso la piel de gallina al momento levantar la mano para jurar a la bandera norteamericana. Estados Unidos es ahora mi casa", agregó. Tan sólo la semana pasada, en el Fuerte Bliss, en El Paso (Texas), se nacionalizaron 47 soldados provenientes de 21 países, en su mayoría mexicanos, y de los cuales 27 serán enviados a Irak en los próximos días.

Los soldados naturalizados juraron bandera ante el juez federal Philip Martínez y el congresista Silvestre Reyes (D-Texas), quienes les agradecieron el servicio que como residentes ofrecieron al país, que ahora es suyo.

Muchos de estos militares que ahora se naturalizan, ingresaron a EEUU, al igual que sus familias, como indocumentados. Es el caso de Limón, cuya madre, Dolores, cruzó el Río Bravo para llegar a los Estados Unidos. Después, vino ella para alcanzarla.

"Vivíamos en el Distrito Federal, y éramos pobres. Allá nunca hubiera soñado siquiera con una carrera universitaria", dice la sargento que hace un año se convirtió en ciudadana estadounidense.

Explicó que sus primeros años en el país fueron muy difíciles, ya que no hablaba inglés, era indocumentada y tuvo que inscribirse de inmediato en la escuela.

En 1992, Limón y su madre tuvieron que salir del país, a Ciudad Juárez (México) para presentarse ante el Consulado de los Estados Unidos, en donde se les otorgó la visa.

Para pagar el hotel en Juárez, tuvieron que vender sus anillos.

La sargento ingresó al ejército de EEUU en 1998, a los 22 años, con la perspectiva no sólo de servir al país que la había recibido, sino también para tener la oportunidad de estudiar una carrera universitaria y de ser miembro del Servicio Secreto.

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