Columnista:

El 2020 será el año designado para recuperar nuestra humanidad

La historia la escriben los vencedores. Y su versión, la mayoría de las veces, no corresponde a los hechos. Sobre todo si el vencedor, para lograr su victoria, realizó actos desprovistos de la más elemental de las humanidades. Las versiones que ellos difunden son frías, numéricas. Intentan así disminuir su responsabilidad en los hechos y la repiten y la difunden tantas veces y la proyectan en tan variadas formas que la población termina por validarla y creerla.

Todo cambia cuando la historia deja de ser un texto o una película y se convierte en un niño, en una niña, en una madre, en una estudiante, en un anciano. Todos ellos víctimas de una decisión lejana que tiene que ver con quemarlos vivos. La historia deja de ser historia y se convierte en tragedia cuando surgen a nuestro paso las imágenes y testimonios de personas que lo vivieron y que lo sobrevivieron de manera momentánea para morir después víctimas de los más diversos cánceres.

Este fue el caso de Sadako Sasaki, una niña que contaba con dos años de edad cuando en su ciudad natal Hiroshima, el 6 de agosto de 1945 cayó una bola de fuego y humo. Tenía que ser un fenómeno sobrenatural el que caía del cielo y les arrancaba la piel a pedazos y les provocaba una sed inmediata. ¨Agua quiero agua.¨ ¿Por qué ellos? Una población que no albergaba soldados ni armas y que sabía de la guerra como una serie de batallas lejanas en la que participan sus hijos y hermanos. No ellos. Y de la que sabían su fin era cercano.

En medio de la destrucción y muerte en la que perdieron la vida más de 120 mil habitantes Sadako salió ilesa, sus ojos grandes, risueños, su cuerpecito, a pesar de lo cercano que estuvo al epicentro de la tragedia, no tuvo ni un rasguño. Su imagen intacta y saludable se convirtió en el símbolo del espíritu indestructible de Japón. La tomaron como la señal de que de su ciudad Hiroshima surgiría más vigorosa de entre los escombros.

Diez años después, lo que duró la reconstrucción, Sadako empezó a sentir una debilidad repentina que le impidió continuar con sus actividades deportivas, de estudios en su escuela donde cursaba el 6to. Grado de primaria. Sus maestros la describen como una niña llena de energía, entusiasta con muchos planes para el futuro.

El diagnóstico de las dolencias que de pronto aquejaron su cuerpo fue el de leucemia. Sadako no se dio por vencida, aseguró que ella lucharía contra esa enfermedad y la vencería. A pesar de su disposición y de sus esfuerzos, Sadako murió 8 meses después de ser diagnosticada. Su nombre fue agregado a la lista de las miles de personas que murieron después como consecuencia de los estragos causados por la bomba atómica. En Hiroshima hay monumentos a su memoria.

En los libros y en las películas que narran los sucesos de las bombas atómicas lanzadas en Hiroshima y Nagasaki no se habla de las tragedias humanas. Se concentran en los detalles de las innovaciones científicas que hicieron posible la creación de un arma capaz de pulverizar a cientos de personas al instante. Así fue.

Muchos historiadores justifican la decisión del entonces Presidente demócrata de Estados Unidos Harry Truman de usar bombas atómicas contra una población indefensa para así evitar más muertos de los dos lados. En Japón se da una versión diferente. ¨ La razón por la que el Presidente demócrata Harry Truman tomó la decisión de lanzar dos bombas atómicas a Japón fue para impedir el avance de los soviéticos que ya llegaban a Japón por el Norte con una victoria segura.¨ La victoria que se aseguró Estados Unidos al usar las bombas atómicas impidió que Japón terminara como una nación dividida entre la Unión Soviética y Estados Unidos. Como le pasó a Alemania. Al final para los japoneses de hoy en día nada justifica la acción de Truman. ¨No se pensó en términos humanos.¨

Nota del Autor: Se pierde la humanidad cuando se toman decisiones que infringen muerte, destrucción, y se busca la extinción del otro, al que consideramos enemigo. Otro acto deshumano fue el del holocausto y el más reciente, el más ignorado y menos reportado. Es el que ocurre actualmente en las fronteras de nuestro país. 70 mil niños separados de sus padres. Muchos de sus padres viven encarcelados en jaulas, como animales, de pie, con un solo inodoro en una esquina. Las mujeres con niños infantes en otra sección de jaulas amamantan a sus hijos. No las vemos porque ya no son noticias para los periódicos ni cadenas de televisión. No hay contrabando de fotografías de adentro hacia el exterior. El acceso a la prensa está prohibido y los Congresistas de una manera muy conveniente aseguran. ¨No nos dejan entrar.¨ En el 2020 a través de nuestro voto podremos recuperar nuestra humanidad.

Escrito el 2019-12-04 19:42:18