Crimen organizado acorrala a México

MEXICO - Como si de una película de vaqueros se tratara los alcaldes de los municipios de las zonas marginadas de México afrontan, día a día, la batalla en contra del crimen organizado.

Están solos, sin armas y con nula protección de los gobiernos estatales y federal ante un enemigo que no tiene rostro, y que es inmensamente más fuerte que ellos. "Son totalmente vulnerables a la fuerza del narcotráfico", explicó a Efe Juan Pardinas, investigador del Centro de Investigación para el Desarrollo (Cidac), quien lamentó la falta de peso que han tenido hasta ahora los municipios en los planes antidrogas del Gobierno federal.

El mandato del presidente Felipe Calderón comenzó el pasado 1 de diciembre con un mensaje de firmeza que muy pronto se tradujo en un despliegue del Ejército y de policías federales en labores de seguridad pública que antes correspondían a agentes locales y estatales. La tensión ha sido máxima en algunos de los cerca de 2,500 municipios que hay en México, un país que carece aún de una policía.

Una nueva corporación de este tipo viene en camino, pero tardará al menos dos años en plasmarse, según el Secretario de Seguridad Pública (SSP), Genaro García Luna.

Actualmente en el país existen 1,661 corporaciones policiales a las que les "falta coordinación y cooperación", admite el propio Ministerio.

En lo que va de mandato de Calderón la presencia del crimen organizado se ha dejado sentir sobre todo en los municipios más conflictivos, entre otros Apatzingán, en el estado de Michoacán (oeste), Tijuana (Baja California, noroeste), Santa Catarina y San Pedro o Cananea (Nuevo León y Sonora, ambos en el norte).

En esos lugares una autoridad local con pocos medios, sin apenas capacidad de reacción ante las armas y la violencia de los cárteles, a menudo infiltrada por ellos, ha sido reemplazada por el contingente federal.

Huelgas de agentes municipales que cobran al mes 5,000 pesos (455 dólares, 337 euros) y demandan más medios y seguridad han sucedido ya en Torreón y Santa Catarina (norte), donde los policías mismos han dejado de salir a la calle.

El analista Juan Pardinas lamenta que los municipios, siendo "la células mínimas de administración del poder político", carezcan de "capacidad de defensa ante el poder corruptor del narcotráfico".

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