(CL) – Algo nuevo, algo viejo, algo prestado, algo azul… la lluvia de arroz, el “chin-chin” de las copas durante el brindis, el intercambio de los anillos, las damas y los ujieres… son sòlo algunas de las costumbres que le imparten a la boda un simpàtico toque pintoresco y ceremonial. Pero estos ritos, de acuerdo a la tradiciòn, son los que también les garantizan a los recién casados, una nueva vida llena de felicidad. Descubramos algunos de los orìgenes de los màs conocidos, asì como otras tradiciones nuciales verdaderamente curiosas e interesantes:
· Muchas leyendas envuelven a los miembros de la corte de honor de la boda. Se dice que en tiempos de los vikingos los ujieres ayudaban al novio a raptar a la novia de una tribu rival. El día de la ceremonia, estos cómplices servían de “señuelo”, vistiéndose de modo similar al del novio, para despistar así a los malos espíritus. Después de la ceremonia también evitaban que los familiares de la novia descubrieran el paradero de la pareja. Por su parte, la novia se rodeaba de un grupo de amigas para protegerse. La captura se convertía entonces en una especie de juego, ya que las damas se vestían igual que la novia para confundir a los raptores.
· Los primeros cristianos creían que el diablo siempre rondaba las ocasiones felices, y para espantarlo había que hacer ruidos similares a los de las campanillas. De ahì deriva la costubre de chocar las copas para brindar antes de beber de ellas. También de esa creencia proviene la tradiciòn de atar al automòvil de los recién casados latas y objetos que hacen ruido, para espantar a los malos espìritus.
· La costumbre de tirarles arroz u otras semillas a los recién casados, es una manera de desearles prosperidad y fertilidad. Esta tradiciòn tiene sus raìces en las épocas en la que tener hijos era importante para poder tener màs manos de obra en el campo y hacer que la prosperidad de la familia se asegurara.
· Hay quien afirma que el pastel de bodas represente la versiòn moderna de los dulces a base de sésamo y miel que los novios griegos ofrecìan a los dioses, invocàndoles protecciòn y benevolencia.
· Hace cientos de años los novios romanos cogìan en brazos a sus esposas para entrar por primera vez en su nueva casa. Pro antes, alguien se ocupaba de untar el marco de la puerta con grasa y cubrirlo con lana, para espantar a los espìritus malignos que quisieran entrar a los en el nuevo hogar.
· Posiblemente cualquier recién casada hoy día se llevaría tremendo susto si, al entrar por primera vez en su nueva casa, su suegra le rompiera en la cabeza un pedazo de pan. Sin embargo, en la Inglaterra del siglo XVIII, esta costumbre le aseguraba a las suegras que sus hijos iban a ser felices para siempre.
· El anillo de bodas para los egipcios era un aro sencillo, ya que consideraban que la forma circular representaba el símbolo perfecto del amor infinito. Los judíos ortodoxos compartían esta creencia, por eso no colocaban piedras preciosas en sus anillos de matrimonio para no interrumpir el perfecto “círculo celestial”.