Dodgertown cierra 60 años de historia

Los Dodgers de Los Ángeles dejan Dodgertown para mudar su campo de entrenamientos de primavera a Arizona

VERO BEACH, AZ .- Tom Lasorda, con los ojos enrojecidos y paso lento, saludó por última vez a los aficionados a la pelota en Dodgertown. Allá en la esquina del jardín derecho, sus jugadores y asistentes se congregaron en silencio y formaron dos líneas.

A su manera le ayudaron a decir adiós a un viejo amigo.

Con los bates levantados y cruzados en una tradición sagrada del beisbol, formaron un túnel por el cual Lasorda pasó en el cierre de ese lugar especial en que los Dodgers entrenaron en la pretemporada durante 60 años.

"Estos chicos quieren hacerme llorar", dijo el entrenador que tiene su lugar en el Salón de la Fama.

No lloró, pero seguramente lo hicieron algunas de las numerosas personas que asistieron a la clausura. Varios se pusieron de pie en la parte baja de la novena entrada para decir adiós a su equipo --y a un pedazo del paraíso perdido-- mientras Los Ángeles perdían 12-10 ante los Astros de Houston en su último partido en ese campo.

"Vamos a partir, pero no vamos a abandonar nuestros recuerdos", dijo Lasorda en un discurso antes del partido, con pausas entre las frases. Más tarde, reflexionó: "Es muy posible que nunca vuelva a estar aquí", donde los Dodgers comenzaron a entrenar en 1948.

"Cuando paseo por Dodgertown, pienso en todos los que jugaron para mí y los que estuvieron antes que yo", dijo Lasorda, que comenzó a entrenar en este lugar como jugador en 1949, de acuerdo al sitio web del equipo.

Mientras se disponen a mudar su campo de entrenamientos de primavera a una instalación de 80 millones de dólares que compartirán con los Medias Blancas de Chicago en Glendale, Arizona, los Dodgers se llevan algo más que un equipo de esta ciudad de 30 mil habitantes en Florida, sobre la costa oriental de Estados Unidos.

En una época en que los entrenamientos de primavera representaban también grandes negocios, el complejo Dodgertown era algo más que un escaparate de jóvenes promesas, donde los jugadores eran animados a conversar con los aficionados y autografiarles pelotas, como ocurrió en la despedida. Para numerosos visitantes, Vero Beach hacía realidad los sueños de los amantes del beisbol.

"Es un lugar espacial", dijo el ex jugador estelar Carl Erskine de los Dodgers.

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