Encausan agente fronterizo de ayudar a traer indocumentados

SAN DIEGO - Un agente de la Patrulla Fronteriza estadounidense fue encausado en un juzgado federal por presuntamente ayudar a una red de contrabandistas que introducía indocumentados a California.

El arresto de José Olivas hijo, que trabajó como agente por 10 años, es el más reciente de una serie de casos de corrupción entre los agentes de la Patrulla Fronteriza e inspectores de la frontera entre Estados Unidos y México.

Olivas, de 45 años, se abstuvo de declarar el martes durante su comparecencia breve en un juzgado federal de San Diego. Fue acusado de un solo cargo de asociación ilícita para transportar extranjeros introducidos ilegalmente al país.

Olivas trabajó con contrabandistas de abril de 2005 al mismo mes de 2006, según dijo en una declaración de un agente de la Oficina de la Contraloría del Departamento de Seguridad Interior. Presuntamente recibía un soborno de 100 dólares cada vez que, a bordo de su camioneta de patrullaje blanca, pasaba un puesto de control de la Patrulla Fronteriza en la autopista interestatal 5 entre San Diego y el condado de Orange, unos minutos antes que los vehículos con indocumentados. Según los investigadores, Olivas le llamaba entonces a los contrabandistas humanos para avisarles que no había peligro. Olivas nunca transportó ilegalmente a inmigrantes él mismo, según la declaración jurada. El agente detenido ha dicho que no puede pagar un abogado privado. Permanece detenido sin derecho a fianza hasta su próxima comparecencia judicial, el viernes.

El supuesto líder de los contrabandistas, James Fierro, fue arrestado el 9 de enero cerca de Oceanside, aproximadamente 25 kilómetros al sur del puesto de control, mientras manejaba hacia el norte por la interestatal 5. El y un pasajero, Rafael Hernandez, fueron acusados de transportar indocumentados.

Según los documentos judiciales, Fierro le informó a los investigadores que recibía 100 dólares por cada inmigrante que llevaba de San Diego a Santa Ana. Tres indocumentados que estaban en el automóvil de Fierro cuando fue arrestado permanecen detenidos como testigos en el caso. Ellos declararon a los agentes federales que pagaron entre 2.100 y 2.800 dólares cada uno para ser introducidos ilegalmente a Estados Unidos desde México.

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