Infancia Perdida
Con su trabajo Misael logra juntar unos cincuenta pesos a la semana, aunque no son muchos pesos, él transmite su alegría de aportar dinero a su casa. Misael sabe escoger el tipo de piedra necesaria para realizar sus labores diarias; mientras más porosa y más oscura mejor, es la menos dura para picar y juntar un metro cuadrado cada dos días.
Bajo temperaturas que sobrepasan los 30°centígrados, Misael camina innumerables veces desde la orilla de la carretera hasta el margen del río, donde escoge la piedra que tiene que picar.
No va a la escuela, su mundo gira alrededor de este ambiente, sus sueños no aparecen, el trabajo no le da tiempo para pensar qué le gustaría ser de grande.