Irak armado hasta los dientes

BAGDAD - La violencia ciega desatada sobre Irak tras la invasión ha comenzado a remitir y Al Qaeda parece perder posiciones, pero el precio es que la sociedad está cada vez más armada y cada grupo -suníes, chiíes y kurdos- confía su seguridad a sus propias milicias. En marzo de 2003, cuando una coalición multinacional encabezada por Estados Unidos invadió Irak, el país árabe tenía un régimen déspota que controlaba la seguridad con mano de hierro y discrecionalidad, apoyado en un ejército amplio y bien organizado. El Irak de hoy es un polvorín, lejos de los niveles de violencia extrema que se alcanzaron hace un año, pero donde el incipiente ejército reconstruido de las cenizas es incapaz todavía de garantizar la seguridad en muchos lugares ni muestra mucha voluntad de desarmar a las milicias.

"Hemos registrado una disminución de la violencia. Sin embargo, algunas milicias y grupos fuera de la ley continúan sus actividades por la ineficacia de las tropas iraquíes y la situación política del país", afirmó a Efe el general Abu Hasan, uno de los dirigentes de las fuerzas de seguridad en Irak.

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