Irak ¿Una Guerra Inutil?

Tras el retiro de las tropas de combate norteamericanas de Irak -dejando solo 50 mil soldados para entrenar a las fuerzas armadas iraquíes- la pregunta, la triste pregunta, es si esa guerra sirvió de algo. ¿Fue la de Irak una guerra inútil?
Hoy nadie está hablando de una victoria de Estados Unidos en Irak.
Primero se trataba de encontrar armas de destrucción masiva. A pesar de que el expresidente George W. Bush y sus funcionarios nos aseguraron que esas armas existían, eso parece haber sido tan solo una excusa para invadir Irak.
Las armas nunca se encontraron. La famosa presentación del General Colin Powell en Naciones Unidas -en la que supuestamente mostraba los lugares exactos donde estaban esas
armas- fue pura ciencia ficción. No se le quiso dar más tiempo a los inspectores de Naciones Unidas para negar o corroborar las acusaciones norteamericanas. La decisión de atacar al gobierno de Saddam Hussein estaba tomada.
La guerra comenzó el 20 de marzo del 2003. Pocos días después, en la frontera entre Kuwait e Irak, me tocó presenciar el frío recibimiento de la población iraquí a las tropas norteamericanas. Era una muy mala señal y no coincidía para nada con las optimistas
expectativas de Washington. No vi flores ni música para los soldados norteamericanos.
Cuando quedó claro que no iban a encontrar armas de destrucción masiva en Irak, el objetivo cambió. Se trataba, fundamentalmente, de derrocar a Saddam Hussein.
Primero una aclaración: Saddam Hussein era un dictador déspota y sanguinario. Eso nadie lo duda. Pero Saddam Hussein no tuvo absolutamente nada que ver con los ataques terroristas que mataron a casi tres mil norteamericanos el 11 de septiembre del 2001. Nada.
Si la política de Estados Unidos en ese momento era derrocar dictadores, el presidente Bush nunca lo dijo. La lista de tiranos era amplísima. La revista Foreign Affairs acaba de publicar los nombres de 23 líderes autoritarios que actualmente gobiernan en el mundo. Casi todos ya estaban en el poder cuando comenzó la guerra en Irak en el 2003.
Kim Jong Il de Corea del Norte lleva 16 años en el poder. Robert Mugabe tiene 30 años gobernando Zimbabwe. Muammar Qaddafi no ha soltado el control de Libia por 41 años. Y los hermanitos Castro llevan más de medio siglo al frente de Cuba. Pero por alguna extraña razón, Estados Unidos decidió solo derrocar a Saddam Hussein.
Sin encontrar armas de destrucción masiva y ya con Saddam detenido, el objetivo de la guerra en Irak volvió a cambiar. Ahora de lo que se trataba era de democratizar al país.
Sunitas, chiítas y kurdos tendrían que aprender el arte de la negociación y el compromiso.
Hubo elecciones en marzo pasado en medio de la guerra y violencia. Pero en estos momentos es imposible decir que Irak es una verdadera democracia. Hoy, todavía, no ha surgido un gobierno de esas votaciones.
En la guerra en Irak han muerto más de 4,000 soldados norteamericanos. Al menos 90,000 civiles iraquíes han perecido por la violencia desde el 2003, según el sitio iraqbodycount.org . El precio de la guerra -en cientos de miles de millones de dólares- ha sido gigantesco. Pero, gracias a esa guerra ¿estamos más seguros en Estados Unidos?
Ni siquiera esa pregunta tiene una respuesta afirmativa y definitiva. Hay quienes creen que la guerra en Irak, lejos de reducir nuestro riesgo a un ataque terrorista, lo multiplicó.
Al final de cuentas, Estados Unidos se va de Irak sin encontrar armas de destrucción masiva, sin imponer la democracia en el país, sin la certeza de que la operación redujo su riesgo terrorista y sin declarar victoria.
Tanto esfuerzo y sacrificio ¿valió la pena?

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Periodista Internacional

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