La fe impulsa a migrantes a ir a EU

ALTAR, México - En un sendero de tierra, una joven pareja desciende de una camioneta y se dirige a la vera del camino en busca de una caja blanca de granito coronada con una cruz de hierro forjado.

Docenas de velas -algunas encendidas, otras derretidas, una que otra quebrada- se agolpan dentro del altar improvisado de metro y medio de alto, junto con imágenes de Nuestra Señora de Guadalupe y San Judas Tadeo, el patrono de las causas perdidas.

Mientras la pareja se arrodilla frente al altar en actitud reverente, un niño sale corriendo del vehículo para besar el suelo.

El humilde santuario a 100 kilómetros al sur de la frontera con Arizona es uno de los últimos sitios donde los migrantes oran antes de congregarse en los puntos de concentración donde intentarán entrar ilegalmente en Estados Unidos a pie.

En su lucha por la supervivencia económica, los migrantes que atraviesan el peligroso desierto de Arizona también se embarcan en un viaje religioso. Muchos dependen de su fe como sostén para sortear los peligros del trayecto, y se detienen a orar junto a íconos o encienden velas para recordar a quienes murieron en el intento.

Antes de trepar a los trenes de carga en movimiento rumbo al norte, Carlos Enrique Cano Vanega, de 29 años, y otros centroamericanos con los que viajaba se detuvieron a orar junto a las vías. "Empezamos a encomendarnos a Dios y a pedirle que nos protegiera", dijo Cano, un hondureño que vino recientemente a esta comunidad mexicana en preparativo para su intento de filtrarse tras la frontera con Estados Unidos.

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