La Voz Presenta: ORGULLO HISPANO

Alfonso Landín: a mis 17 años tomé la determinación que marcó mi vida

Nuestro Orgullo Hispano de esta semana, es un hombre humilde y trabajador y, para facilitar la introducción a este reportaje escribiré la respuesta que él mismo ofreció a mi pregunta sobre quién es Alfonso Landín; tras pensar por unos minutos me dijo: "Alfonso Landín… pues aunque usted no lo crea, no es nadie".

Muchos de nuestros lectores que conocen a Landín, saben que él es más que nadie. Alfonso vino a estas tierras del Norte, cuando apenas tenía 17 años y procedente de Pihuamo, Jalisco; dejó a su familia hundida en una crisis económica y no porque haya malgastado el dinero o lo haya ocupado para el viaje. La razón de la crisis se debía sencillamente a una larga y dolorosa enfermedad de su madre.

Nos relata Nuestro Orgullo Hispano, que aunque no eran adinerados, si tenían la comodidad como para pasarla bien; el trabajo en la tierra y el cuido de los animales de una u otra manera les daban los frutos necesarios para poder vivir. "Pero… un día mi madre sufrió una enfermedad y cayó en estado de coma por largos 3 meses; mi padre comenzó a vender cuanto bien tenía a su alcance, a fin de pagar el cuido y caro tratamiento de mi madre. Tanto él como nosotros, nunca perdimos la fe y esperanza de que nuestra madre viviría por unos años más".

"Cuando llegamos al extremo de tener comprometida incluso la próxima cosecha, tomé la decisión de aventurarme por estos lares y mi padre con mucho dolor aceptó mi determinación sabiendo que mi intención era ayudar a la familia y sobre todo a mi mamá. Mi primer destino fue Nevada, ahí trabajé con un ranchero para quién no existían las festividades y el día tenía 24 horas y ni modo había que trabajar. Es más, los ranchos más próximos se encontraban a 30 millas de manera que cuando tenía la oportunidad de viajar y ver a un "compa", 'solo platicar era motivo de fiesta para nosotros'. Luego me trasladé a Fresno y la situación siempre fue la misma… trabajo y más trabajo. Sin embargo, esta era una bendición que Dios me daba porque a cambio de mi trabajo, recibía un pago que podía servir de soporte a mi familia".

En cierta oportunidad Landín, vino de paseo a Washington y aunque no sentía la punta de lanza de cupido, ¡sí la Chavela le flechó!. María Isabel, fue la mujer que eligió para ser la madre de sus hijos: Erika, Alfonso y Trini de quienes está orgulloso porque han sabido guardar las mismas enseñanzas que un día su padre le inculcó: "Trabajar y no tener vicios de ninguna índole.

"Quiero hacerle saber, dice Alfonso, que además de la pesca, me encanta la casería y mi vida de cristiano tiene mucho que ver con este deporte. Resulta que una noche mientras estaba junto con otros amigos esperando por nuestra presa, uno de ellos comenzó ha hablar acerca de la Biblia, específicamente de Apocalipsis y me impresionó tanto lo que escuchaba que en cuanto vine a la casa lo comenté con mi esposa y comenzamos a buscar más acerca de esos especiales relatos. Visité muchas iglesias y absorbía como una esponja cuanto escuchaba; sin embargo, cuando llegué a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días, me pareció y supe con certeza que era el lugar que estaba buscando.

El primer domingo que fui a la Iglesia, bien recuerdo que vestía una camisa de vaquero floreada, un pantalón campana y unas botas de cuero de avestruz, y no es que haya estado buscando llamar la atención. Para el domingo siguiente, fuimos con la familia entera. Creo que la Pesca, me ha ayudado mucho para poder meditar sobre la grandeza de Nuestro Padre Celestial y nuestra responsabilidad y propósito al estar acá en la tierra; también he podido compartir con mi familia horas enteras todos los buenos consejos y experiencias que la vida nos ha proporcionado.

Por hoy Alfonso Landín, tiene una pequeña empresa que ofrece mantenimiento e instalación de sistemas de irrigación, y se llama "Tri-Cities Washington Group", mediante la cual aún puede continuar ayudando a su madre y padre que a la fecha cuentan con 71 y 92 años de edad respectivamente, tanto como aquél primer día que decidió venir a estas tierras. Pero hay dos cosas que le dieron valor y fuerzas para continuar aquí en esta nación, y son: el deseo de ayudar a su familia y, las palabras de un amigo que le invitaron a ser honesto y respetuoso de las leyes de este país, así como los ideales y costumbres.

Como todo latino que viene por una temporada y por razones diversas se afinca en esta nación, con un tono melancólico Alfonso nos despide diciendo: "Yo era feliz en México, pero la necesidad me obligó a permanecer aquí… y mi deseo final es y será morir en mi México Lindo y Querido".

Francisco Alvarez

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