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Latinos buscan el poder en los números
Los hispanos en Estados Unidos son una minoría que cuenta con 42.7 millones de personas y cuya expansión está transformando la economía, los gustos y el rostro de la nación.
Escrito el 02 Aug 2006
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WASHINGTON - El poder económico de los hispanos en Estados Unidos es innegable, no obstante, su poder político no ha crecido a la par que su bolsillo, según los expertos.
En el Congreso de Estados Unidos se debaten algunas de las medidas más duras contra la inmigración que hayan sido sopesadas en las últimas décadas, incluida la construcción de un muro en la frontera con México.
Esta amenaza ha sacado de la apatía a muchos, que han engrosado marchas de cientos de miles de personas para pedir la racionalización del flujo migratorio y papeles para los entre 11 y 12 millones de trabajadores indocumentados que residen en el país.
Por los números, uno vería a los latinos de Estados Unidos como un bloque de un peso abrumador.
Al fin y al cabo se trata de una minoría que cuenta con 42.7 millones de personas y cuya expansión está transformando la economía, los gustos y el rostro de Estados Unidos.
Casi la mitad del crecimiento de la población de julio de 2004 a 2005 se debe a los nacimientos de niños hispanos o la entrada de latinoamericanos en el país, según los últimos datos.
Ese aumento explosivo causa ansiedad a algunos. Muchos políticos han optado por explotar ese temor, sin importarles el antagonizar a los latinos, pues son conscientes de que gran parte de ellos no vota al no ser ciudadanos americanos. Así se explica un proyecto de ley aprobado por la Cámara de Representantes en diciembre de 2005 que transforma en criminales a los indocumentados, entre otras disposiciones de mano dura.
El ala conservadora del Partido Republicano y muchos estadounidenses no se consideran xenófobos al acusar a los latinos de no integrarse en la cultura dominante de Estados Unidos, de no aprender inglés y de ser leales a su nación de origen, y no a su país de adopción.
Pero tal vez su argumento de mayor peso es que los inmigrantes en general, y los clandestinos en particular, son una carga económica para el país. Dicen que hacen caer los salarios y provocan facturas exorbitantes de los servicios de salud y educación públicos.
En el Congreso de Estados Unidos se debaten algunas de las medidas más duras contra la inmigración que hayan sido sopesadas en las últimas décadas, incluida la construcción de un muro en la frontera con México.
Esta amenaza ha sacado de la apatía a muchos, que han engrosado marchas de cientos de miles de personas para pedir la racionalización del flujo migratorio y papeles para los entre 11 y 12 millones de trabajadores indocumentados que residen en el país.
Por los números, uno vería a los latinos de Estados Unidos como un bloque de un peso abrumador.
Al fin y al cabo se trata de una minoría que cuenta con 42.7 millones de personas y cuya expansión está transformando la economía, los gustos y el rostro de Estados Unidos.
Casi la mitad del crecimiento de la población de julio de 2004 a 2005 se debe a los nacimientos de niños hispanos o la entrada de latinoamericanos en el país, según los últimos datos.
Ese aumento explosivo causa ansiedad a algunos. Muchos políticos han optado por explotar ese temor, sin importarles el antagonizar a los latinos, pues son conscientes de que gran parte de ellos no vota al no ser ciudadanos americanos. Así se explica un proyecto de ley aprobado por la Cámara de Representantes en diciembre de 2005 que transforma en criminales a los indocumentados, entre otras disposiciones de mano dura.
El ala conservadora del Partido Republicano y muchos estadounidenses no se consideran xenófobos al acusar a los latinos de no integrarse en la cultura dominante de Estados Unidos, de no aprender inglés y de ser leales a su nación de origen, y no a su país de adopción.
Pero tal vez su argumento de mayor peso es que los inmigrantes en general, y los clandestinos en particular, son una carga económica para el país. Dicen que hacen caer los salarios y provocan facturas exorbitantes de los servicios de salud y educación públicos.