Los ladrones del Sueño

WASHINGTON - A fines de 2009 dije que si en el 2010 no progresaba ninguna medida de alivio migratorio tendría que cerrar el año con una columna que usara el estribillo de un aguinaldo de Navidad puertorriqueño que dice: “Todos los años vienen con la misma cosa”.
Y eso fue lo que pasó el sábado en el Senado cuando cinco senadores demócratas y 36 republicanos, presentando las excusas de siempre, mataron las posibilidades de concretar el DREAM Act este año para cientos de miles de jóvenes indocumentados que sólo quieren estudiar, trabajar y servir en las Fuerzas Armadas.
Se necesitaban 60 votos para cerrar el debate y proceder a la medida. Al final, 55 senadores votaron sí, pero no fue suficiente. Los tres republicanos que votaron a favor fueron Richard Lugar, de Indiana, Robert Bennett, de Utah, y Lisa Murkowski, de Alaska.
Los cinco demócratas que votaron en contra habrían hecho la diferencia. Sus nombres: Max Baucus y Jon Tester, de Montana, Ben Nelson, de Nebraska, Kay Hagan, de Carolina del Norte, y Mark Pryor, de Arkansas.
Pero también la habrían hecho algunos de los republicanos que antes defendieron y auspiciaron la medida, pero que le han dado la espalda al plan y a sus principios.
Uno de esos, el senador republicano de Carolina del Sur, Lindsey Graham, lanzó veneno desde el pleno. No fue sólo lo que dijo a los estudiantes sino cómo lo dijo: “A aquellos de ustedes que han venido a mi oficina, siempre son bienvenidos pero están perdiendo el tiempo. No vamos a aprobar el DREAM Act ni ningún otro programa de legalización, hasta que aseguremos las fronteras. Nunca se aprobará de manera independiente. Tiene que ser parte de una reforma migratoria integral”, afirmó Graham. No aclaró que él se ha dedicado a bloquear esa reforma porque como a otros de sus copartidarios, ni 400 mil deportaciones anuales ni nada de lo que se haga en la frontera será suficiente.
Es más, algunos de esos republicanos que en el pasado defendieron el DREAM Act, ni estaban presentes para votar en contra, como el senador de Utah, Orrin Hatch, quien irónicamente faltó para asistir a la graduación de su nieto.
Hatch es uno de los republicanos que enfrentarían reelecciones complicadas en el año 2012 y vela por su futuro político sea como sea, aunque a su colega Lugar también podría surgirle competencia y sin embargo, mantuvo su apoyo al DREAM Act.
Otros republicanos, que ni siquiera fueron electos sino designados, como George LeMieux, de Florida, velan por el futuro político que creen que pueden tener. LeMieux votó en contra y ni siquiera retorna al Senado en enero porque sólo llenó la vacante del cubanoamericano Mel Martínez, promotor de la reforma migratoria integral, cuando renunció al escaño en el 2009. Ese escaño lo ganó el republicano Marco Rubio.
A todos les faltó lo que pidió el principal promotor del DREAM Act, el senador demócrata de Illinois, Richard Durbin: valentía.
“Hoy no sólo estoy pidiendo un voto por el DREAM Act… les estoy pidiendo mucho más: un voto de valentía política”, afirmó Durbin. Desconozco qué carta tratarán de jugar los republicanos para atraer a los votantes latinos en los comicios presidenciales de 2012 tras tanta retórica y animosidad en el tema migratorio y tanta saña contra jóvenes que no decidieron venir o permanecer en este país sin documentos.
Desconozco si el “casi se pudo” de la administración será suficiente para mantener el mismo nivel de apoyo entre los votantes latinos. Sólo sé que en el nuevo Congreso en 2011 asumirán el control de la Cámara Baja los republicanos encabezados por líderes que han prometido hacerle la vida más difícil a la comunidad inmigrante del país.
Cuarenta y un “Grinches” del Senado, 36 republicanos y cinco demócratas, que “un diciembre muy helado se sintieron muy malvados”, ya comenzaron a ayudarlos. Recuerde sus nombres.

Maribel Hastings es asesora ejecutiva y analista de
America’s Voice

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