Los Medias Blancas están en problemas
Su equipo está a más de 10 juegos de la punta en la durísima división Central de la Liga Americana y tirar la toalla es una alternativa que parece inevitable.
Es una novena propensa a toda clases de errores e infortunio. El último ejemplo fue la derrota del domingo por 8-7 ante Pittsburgh, en la que un par de toques de sacrificio culminaron en doble plays y un corredor fue puesto out en tercera en un intento de sacrificio.
Colmo de males
Para colmo de males, un batazo de Jim Thome, que asomaba como un jonrón de tres carreras, fue atrapado sobre la cerca por Jason Bay, salvando a los Piratas.
Fue la derrota número 17 de los Medias Blancas en 21 juegos, dejándolos a dos juegos y medio de la cola en su división.
"Realmente estoy decepcionado", declaró Guillén con un severo tono de amargura. "La manera cómo hemos jugado los últimos siete días, los buenos equipos no juegan así".
"Cuando anotamos, no hay pitcheo. Cuando se pitchea, no anotamos. Todo está hecho un desastre", añadió.
El plazo para hacer transacciones en las mayores vence el 31 de julio y en la prensa de Chicago ya se ventila la salida de varios baluartes de la tropa que en el 2005 conquistó su primera Serie Mundial desde 1917.
Una versión apunta a que el pitcher zurdo Mark Buehrle, autor de un juego sin hits esta temporada, podría acabar con los Bravos o Mets. Además, el jardinero Jermaine Dye --jugador más valioso de la Serie Mundial que ganaron en el 2005, aparece en la lista de deseos de muchos equipos necesitados de refuerzos.
Se trata de una situación nada agradable para Guillén: "Este es un negocio. Si este negocio no funciona con los empleados que tienes, pues es obvio que se deben hacer cambios" La realidad de Chicago es magra en estos momentos y una remontada en su división es vista como algo casi que imposible ante el potencial que exhiben los Indios de Cleveland y los Tigres de Detroit, sus dos líderes.
Sin embargo, nadie se amilana todavía. "En algún momento debe producirse una reacción", afirmó Buehrle. "No podemos andar tan mal todo el año. Tenemos que comenzar ganando series y no estar pendientes de los demás equipos".
Eso sería un buen punto de partida, ya que Chicago ha perdido siete series consecutivas desde que superó a los Atléticos de Oakland en dos de tres juegos hace casi un mes.
Guillén, quien hasta el lunes compila un récord de 300-251 en cuatro campañas, quiere un poco más de espíritu de lucha por parte de sus jugadores.
"Las victorias de un manager se deben a los jugadores", valoró Guillén. "Los quiero y me llevo bien con todos. No me gusta verlos partir. Cada año cuesta año cuesta más tomarle cariño a uno, porque nunca se sabe lo que puede pasar".
"Queremos que todos en el equipo jueguen como debe ser. Se armó un equipo con expectativas muy altas, y no se han cumplido", afirmó.