Los niños merecen algo mejor del debate migratorio
A diario inmigran a Estados Unidos niños solos. Para ellos, Estados Unidos todavía representa la tierra de las oportunidades, a veces la oportunidad económica, en otras la oportunidad de una verdadera seguridad y con frecuencia ambas.
Muchos jóvenes viajan hasta aquí para escapar de condiciones de maltrato o inseguridad.
Para llegar, soportan ásperas condiciones climáticas. A veces son víctimas de traficantes depredadores que los hacen sus víctimas y explotan. Además, atraviesan por todo esto con la sensación traumática de separación del hogar y la familia.
Cuando llegan, los niños no tienen forma de saber qué les espera, pero tienen esperanza, la esperanza de que el lugar al que han llegado sea mucho mejor que el lugar del que vienen.
Por desgracia, muchos de estos niños que ingresan a Estados Unidos solos no ven cumplidas estas esperanzas.
Más de una tercera parte de los jóvenes, una vez detenidos, permanecen en los mismos centros de detención que los delincuentes juveniles del país y también son tratados como criminales.
Algunas dependencias federales responsables de la atención infantil se niegan a mantener actualizados los registros y distribuir la información sobre estos niños inmigrantes sin acompañantes que intentan llegar a las audiencias de los juzgados sin la suficiente orientación ni representación.
Para la gran mayoría, el periodo de detención es indefinido. Otros, con el tiempo reciben asesoría o son colocados en cuidados temporales, aunque las condiciones no siempre toman en cuenta las circunstancias especiales del niño.
El gobierno tiene que asegurarse de considerar los mejores intereses de los niños desde el primer punto de contacto. Los niños inmigrantes solos merecen un trato digno y se deben respetar sus derechos humanos básicos.
Lo anterior es otro motivo por el que el Congreso y gobierno deben crear una reforma migratoria integral. Las políticas fragmentarias no funcionan. Anteriormente, estos intentos centrados principalmente en las medidas ejecutorias que no lograron solucionar los temas de fondo y siguen permitiendo la inmigración, no beneficiaron a ninguna de las partes de la barda y, más importante aún, no han generado mejores condiciones para los niños que siguen llegando con la esperanza de conocer el Sueño Americano.
Kathleen A. Moccio es miembro de la Asociación Americana de Abogados de Migración (American Immigration Lawyers Association) y defensora de los niños inmigrantes y refugiados. Recluta voluntarios y los capacita en el Centro Nacional para Niños Refugiados e Inmigrantes (National Center for Refugee and Immigrant Children), que es una asociación de la AILA y el Comité de Estados Unidos para Refugiados e Inmigrantes (U.S. Committee for Refugees and Immigrants).