Los republicanos buscan debate electoral para aprobar una reforma migratoria
Un legislador demócrata ya ha dado su respaldo a la dura reforma migratoria que los republicanos impulsan. Con ello, intentarán forzar la votación y lograr una mayoría de 218 representantes.
La medida tiene el apoyo de 48 demócratas de centro y 94 republicanos, y podría poner a los demócratas ante una difícil disyuntiva: o aprueban una medida que no es bien vista por sus bases, incluidos los hispanos, o se exponen a ser tildados de blandos en relación con un tema relacionado con la seguridad nacional.
El proyecto conlleva riesgos para los dos partidos. Un debate intenso podría sacar a la luz las divisiones que hay entre los republicanos en torno a una reforma migratoria. El candidato republicano John McCain ha expresado posiciones moderadas en este terreno, que no son bien vistas por el ala conservadora de su partido.
McCain fue uno de los auspiciadores de una fallida reforma que contemplaba la posibilidad de regularizar la situación de los aproximadamente 12 millones de indocumentados que se cree hay en el país. Los conservadores no quieren saber nada de esa medida, que tildan de amnistía.
McCain dice ahora que apoyará esa iniciativa sólo después de que se refuerce la vigilancia de las fronteras.
Los republicanos están impulsando una iniciativa del representante demócrata de Carolina del Norte Heath Shuler que haría precisamente eso y exigiría a los patronos que se aseguren de que sus empleados están en el país legalmente.
Intentarán forzar una votación de esa medida esta semana, algo que podrán hacer si una mayoría de 218 representantes lo exigen.
Los republicanos están presionando a varios demócratas que apoyan la iniciativa para que se alejen de la línea partidaria y firmen la petición.
La presidenta de la cámara baja Nancy Pelosi ha dicho que no aceptará la propuesta de Shuler si no viene acompañada por otras iniciativas que den a los indocumentados la posibilidad de regularizar su situación y de traer a sus familiares.
Los demócratas están considerando otras alternativas a la propuesta de Shuler, incluida una que combinaría una popular propuesta del representante demócrata Bart Stupak, que contempla la admisión de más trabajadores temporales con las visas H-2B, con otras iniciativas que agilizarían los trámites para permitir la llegada de esposas e hijos.
No está claro si los republicanos tienen suficiente apoyo como para sacar adelante la propuesta de Shuler. Pero los entusiasma la idea de llamar la atención sobre las diferencias que hay dentro de las filas demócratas. Además, esperan sacar munición para cuestionar más adelante a los demócratas que apoyan la iniciativa pero no votaron por ella.
Shuler es uno de varios demócratas de tendencia más bien conservadora que fueron elegidos en distritos tradicionalmente republicanos o que no tienen una tendencia definida y que dieron a Pelosi la presidencia de la Cámara de Representantes en el 2006.
Algunos demócratas quieren que se comiencen a debatir proyectos de ley sobre inmigración. "Es un tema muy importante. Se habla mucho de esto y es por eso que lo plantearé en la cámara", comentó el representante demócrata Jason Altmire, uno de los auspiciantes del proyecto. "Hay que encarar este tema. Planteemos el debate y veamos quien gana".
Varios demócratas que apoyan la iniciativa de Shuler se muestran reacios a aliarse con los republicanos y forzar una votación pues no quieren ser usados con fines políticos.
"Su candidato presidencial apoyó una amnistía y ellos ahora se salen con una patraña como esta. Es claramente una maniobra política", expresó el representante demócrata Lincoln Davis, otro de los auspiciantes de la propuesta de Shuler.
Los demócratas, mientras tanto, esperan que la campaña republicana en procura de medidas duras contra los indocumentados perjudique a McCain entre los hispanos y los independientes.
El senador demócrata Robert Menéndez le envió una carta a McCain la semana pasada en la que lo exhorta a rechazar la iniciativa republicana, que califica de "draconiana y divisoria".
"Si le da la espalda, los 44 millones de latinos de esta nación sabrán que no se tolerará el que se los haga quedar mal con fines políticos y que la retórica más odiosa del debate sobre inmigración no tiene cabida en el discurso cívico del país", señaló Menéndez.