Mamá no es sinónimo de amiga

En estos tiempos en los que las cirugías, la lipoaspiración y el botox ayudan a "desdibujar" las arrugas, los psicólogos de familia comienzan a preocuparse por un fenómeno creciente: las mamás que buscan por todos los medios ser las amigas de sus hijas. Un caso público y poco feliz es el de Dina Lohan, mamá de Lindsay Lohan, quien se jactó de que ella acompañaba a su hija en las largas noches de fiesta, en donde compartían hasta la madrugada tragos y baile, como una amiga.

Pero, al parecer, algo le salió mal y Lindsay ahora no puede zafarse del círculo vicioso de alcohol, drogas y detenciones. ¿Será que no tenía una clara figura de autoridad?

"Detesto que mi madre use una talla menos que yo", enfatiza apretando los dientes Laura María, una joven hondureña de 17 años. Fany, la mamá de 40, se divorció hace dos. "Desde hace un tiempo actúa como una niña, si hasta me preguntó si mi novio tiene un amigo para presentarle", se alarma.

Para el sexólogo León Gimdín, la idea de que la madre se convierta en una rival deja a las hijas desprotegidas frente a la falta de un vínculo que, aunque no agrade la palabra, debe basarse en la autoridad.

"Las jóvenes necesitan control, límites, alguien que las aconseje. Pero no de igual a igual, ellas piden a gritos una persona —en este caso la madre— que sea la voz de la sabiduría y de la experiencia", remarca Gimdín, aunque muchas veces esa figura sea rechazada es fundamental para ayudar a la joven en el camino de la adolescencia a la adultez.

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