Miles al borde de la deportación

LOS ANGELES, California - El guatemalteco Carlos Sigüenza aún recuerda como si fuera ayer las amenazas de muerte que recibía en su casa a finales de los 80, cuando su país se encontraba en medio de una guerra civil de 36 años que dejó cientos de miles de muertos. Las cartas le decían que se uniera a la guerrilla o sería asesinado. Al negarse a obedecer, varios hombres armados trataron de matarlo a tiros y Sigüenza huyó a Estados Unidos. Su esposa Elizabeth y sus dos hijos lograron reunirse con él dos años después.

Los Sigüenza pidieron asilo político en la década de los 90, pero mientras procesaban las solicitudes, les dieron permisos de trabajo y tarjetas del seguro social.

Sin embargo, ahora las autoridades quieren deportarlos a ellos y a otros miles de refugiados guatemaltecos tras rechazar sus solicitudes de asilo. Estados Unidos determinó que no enfrentan amenaza alguna una década después del fin de la guerra civil.

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