Mujer perdió las piernas en la frontera

Mexicana relata dramática experiencia.

MEXICO - Caminaron durante cinco días por arena y arbustos espinosos sin que pareciera que llegaban a ninguna parte. Las tostadas se terminaron, luego el atún enlatado y finalmente el agua.

Para Deyanira Gallegos Tapia, mexicana de 24 años que ingresó ilegalmente a Estados Unidos con su hermano y su novio, el tren que viajaba hacia el norte por la vía que va paralela a la carretera parecía la salvación. Pero ella resbaló al intentar abordarlo y comenzó la pesadilla cuando cayó entre las ruedas que le cercenaron las piernas.

Ahora en un hospital, Gallegos no habla largamente sobre la pérdida de sus extremidades, nada más sobre los milagros que dice la hacen continuar.

"Muchas personas creen que Dios castiga a la gente, pero yo siento que él las pone a prueba", dijo Gallegos. "Yo quiero regresar y decir a la gente que, como yo, trata de buscar su sueño: Miren lo que me pasó y aún sigo adelante".

En Puebla, México, Gallegos trabajaba como camarera de hotel y realizaba trabajo de artesanía navideña en vidrio para ayudar a pagar el alimento y escuela de su hijo de seis años de edad.

Hace aproximadamente un año su hermano regresó a casa desde Houston debido a la muerte de su hija de 4 años. Su hermano, Andrés Arturo Fuente Tapia, se alistaba para cruzar ilegalmente a Texas y reanudar su empleo en Houston.

Gallegos y su novio, Alejandro Sedano, decidieron acompañarlo. Ella soñaba con una vida mejor para su hijo, casarse con Sedano y algún día ser una enfermera. El 12 de abril abordaron un autobús en hacia Reynosa, al otro lado de McAllen, Texas, cruzando el Río Bravo (o Río Grande). Cada uno de ellos pagó a una mujer 1.400 dólares para que los ayudara a cruzar el río.

Subieron a un bote pequeño con otras cuatro personas. Un hombre era obeso y a ella le preocupó que la embarcación se hundiera.

Pero ellos lograron cruzar, y ella tropezó cuando corrieron a reunirse con la mujer que los esperaba en una furgoneta.

A ellos los dejaron en un motel de McAllen, pero se fueron a un lugar diferente. Fue una buena decisión: la Patrulla Fronteriza detuvo a los otros en el motel.

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