WASHINGTON – Mientras se preparaban para la llegada del huracán Katrina, Wal-Mart surtió sus estantes de comida y agua para abastecer a sus clientes de la costa del Golfo de México, los empleados de Southern Company se prepararon para restablecer el servicio eléctrico en caso de apagones, y el hotel Sheraton de Nueva Orleáns trasladó a sus huéspedes a un lugar seguro y les proporcionó comida caliente y acceso a noticias. En otras palabras, dijeron el miércoles senadores de ambos partidos, las compañías se prepararon mucho mejor que el gobierno federal para la tormenta.
“Estoy impresionada por la meticulosa planificación y las continuas medidas que tomaron en anticipo al paso de Katrina”, dijo la senadora republicana Susan Collins, presidenta de un panel que examina la respuesta del sector privado al huracán del 29 de agosto.
“Esto contrasta tanto con la falta de planificación y la lenta respuesta de la FEMA (Agencia Federal de Manejo de Emergencias)”, dijo Collins durante una audiencia del Comité de Seguridad Interna y Asuntos Gubernamentales del Senado.
El vocero de Seguridad Interna Russ Knocke dijo que ese departamento, que supervisa a la FEMA, reconoce que el gobierno debe estar mejor preparado para eventos catastróficos como Katrina.
Con ese fin, el Congreso autorizó este año la inversión de 4.000 millones de dólares en una nueva oficina dentro del Departamento de Seguridad Interna.
“Una de las prioridades del departamento es asegurar que la FEMA sea una agencia del siglo XXI con capacidades propias del siglo XXI”, dijo Knocke.
Representantes de la industria dijeron que el haber tenido un plan de respuesta a desastres les permitió sacar de peligro a sus empleados y reabrir rápidamente para distribuir suministros a los necesitados. “La existencia de un plan formal para situaciones de desastre y el entrenamiento previo de personal clave es de importancia fundamental”, dijo Stanley S. Litow, vicepresidente de la Fundación Internacional IBM, el brazo filantrópico de la compañía.