Peligran cosechas por falta de reforma
"Estamos en riesgo de perder nuestro sector de frutas y vegetales frescos y dárselos a otros países", dijo Ketty Eckel, uno de los principales productores de jitomate en Clarks Summitt, zona agrícola del norte de Pensilvania. La Agencia mexicana de Noticias (Notimex), dijo que Eckel, un granjero de 61 años y más de 35 como productor, sabe de lo que habla porque decidió, hace poco, abandonar por completo la producción de jitomate, del que produce cinco millones de toneladas al año.
¿La razón? La falta de pizcadores, la mayoría inmigrantes mexicanos. "Mi contratista, Ray Vega, me informó que no podía garantizarme los trabajadores necesarios para la cosecha. Y yo no he contratado trabajadores locales para la pizca del tomate desde la década de los años 60, cuando venían abuelitas de Polonia", relató el granjero.
La granja de Eckel, de unas 445 hectáreas de extensión, requiere de unos 110 trabajadores para la cosecha del tomate, el de mayor rendimiento de todo el resto de sus cultivos.
Durante la cosecha de 2007 tuvo 75 campesinos, y este año el contratista le dijo que no podía asegurarle el mínimo necesario para la cosecha.
La principal razón que argumentaron los trabajadores inmigrantes al contratista fue que tenían miedo de viajar a Pennsylvania debido a las redadas, detenciones y deportaciones de las autoridades migratorias estadounidenses.
La cosecha del tomate se prolonga durante seis semanas, de agosto a octubre.
Pensilvania alberga 58 mil granjas, la mayoría pequeñas y medianas, pero a pesar de que son una fuente generadora de empleo, los trabajadores locales rehúsen el duro trabajo de campo, aún cuando la paga es superior al promedio