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Políticos: con papeles y con miedo
Escrito el 16 Mar 2011
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WASHINGTON - Desde la semana pasada, de nueva cuenta, decenas de estudiantes indocumentados han comenzado a declararse "sin papeles y sin miedo" buscando mantener la atención sobre la necesidad de buscar una solución a su limbo migratorio mientras quieren estudiar, trabajar o servir en las Fuerzas Armadas.
A fines del año pasado, con mayorías demócratas en ambas cámaras del Congreso, el proyecto de ley DREAM Act, para legalizar a estos jóvenes, no avanzó. Superó la Cámara Baja y murió en el Senado. Sólo tres republicanos lo apoyaron y cinco demócratas que habrían hecho la diferencia contribuyeron a hundirlo.
El presidente Barack Obama declaró entonces que el fracaso del DREAM Act constituyó su mayor frustración legislativa en el pasado Congreso.
Ahora, con una mayoría republicana en la Cámara de Representantes, poco puede esperarse de acción legislativa en ese organismo. En el Senado pueden surgir propuestas pero su avance también es incierto. La pregunta obligada es, ¿hará algo el presidente Obama para brindar una solución administrativa a la disyuntiva migratoria de todos estos jóvenes?
Las recientes declaraciones de la Secretaria de Seguridad Nacional (DHS), Janet Napolitano, sin embargo, dejan mucho que desear.
Testificando ante una audiencia del Senado, Napolitano se jactó de cómo esta administración no ha echado mano de su discreción administrativa con tanta frecuencia. Incluso lo ha hecho menos que la administración del republicano George W. Bush.
El año fiscal pasado emitió órdenes diferidas de deportación en menos de 900 casos. Hace unos días concedió una orden de deportación diferida por un año a Pedro Gutiérrez, un joven de Arizona detenido por manejar sin licencia y con el prospecto de ser deportado a México donde ni siquiera tiene familia. Pedro es huérfano. Lo trajo su abuela cuando tenía siete años de edad y ahora tiene 22 años. Pese al respiro, sigue viviendo con el temor a la deportación. Le queda un año para ver si surge alguna solución. Como dijo Pedro, quien aspira a ser un Marine, "la única forma en que puedo permanecer en Arizona, mi hogar, es que el presidente Barack Obama lo permita".
Los cálculos políticos son el pan nuestro de cada día en esta ciudad. Obama y los demócratas han señalado a los republicanos como los culpables de la inacción en el frente migratorio. Y tienen razón, pero también ha faltado mucha voluntad política de parte de esta administración y de los demócratas.
Hablar de acciones administrativas requiere de mucha voluntad porque supone echarse en contra a quienes lo acusarán de pasar por alto al Congreso para proveer alivio migratorio a personas sin documentos aunque se trate de jóvenes talentosos que el mismo presidente ha dicho son vitales para la competitividad económica del país.
¿Permitirán los cálculos políticos de año electoral una maniobra administrativa a favor del DREAM Act? Quién sabe. Muchos apuestan a que no. Que Obama quizá lo haría, pero pasadas las elecciones del 2012.
Pero hay que recordar que precisamente se aproxima 2012 y Obama todavía tiene que evidenciar algún progreso en el ámbito migratorio, legislativa o administrativamente.
Recordemos que en el 2008 obtuvo el 75% del voto de los latinos naturalizados precisamente por su promesa de reforma. Empero, con una administración que ha deportado más inmigrantes que Bush, no se esperan muchas sorpresas.
Lo que sí sería una agradable sorpresa es que los políticos, con papeles y con miedo, hicieran algo más que hablar y que demostraran aunque fuera un poco del tesón y la voluntad que han manifestado estos jóvenes.
Maribel Hastings es asesora ejecutiva y analista de America’s Voice
A fines del año pasado, con mayorías demócratas en ambas cámaras del Congreso, el proyecto de ley DREAM Act, para legalizar a estos jóvenes, no avanzó. Superó la Cámara Baja y murió en el Senado. Sólo tres republicanos lo apoyaron y cinco demócratas que habrían hecho la diferencia contribuyeron a hundirlo.
El presidente Barack Obama declaró entonces que el fracaso del DREAM Act constituyó su mayor frustración legislativa en el pasado Congreso.
Ahora, con una mayoría republicana en la Cámara de Representantes, poco puede esperarse de acción legislativa en ese organismo. En el Senado pueden surgir propuestas pero su avance también es incierto. La pregunta obligada es, ¿hará algo el presidente Obama para brindar una solución administrativa a la disyuntiva migratoria de todos estos jóvenes?
Las recientes declaraciones de la Secretaria de Seguridad Nacional (DHS), Janet Napolitano, sin embargo, dejan mucho que desear.
Testificando ante una audiencia del Senado, Napolitano se jactó de cómo esta administración no ha echado mano de su discreción administrativa con tanta frecuencia. Incluso lo ha hecho menos que la administración del republicano George W. Bush.
El año fiscal pasado emitió órdenes diferidas de deportación en menos de 900 casos. Hace unos días concedió una orden de deportación diferida por un año a Pedro Gutiérrez, un joven de Arizona detenido por manejar sin licencia y con el prospecto de ser deportado a México donde ni siquiera tiene familia. Pedro es huérfano. Lo trajo su abuela cuando tenía siete años de edad y ahora tiene 22 años. Pese al respiro, sigue viviendo con el temor a la deportación. Le queda un año para ver si surge alguna solución. Como dijo Pedro, quien aspira a ser un Marine, "la única forma en que puedo permanecer en Arizona, mi hogar, es que el presidente Barack Obama lo permita".
Los cálculos políticos son el pan nuestro de cada día en esta ciudad. Obama y los demócratas han señalado a los republicanos como los culpables de la inacción en el frente migratorio. Y tienen razón, pero también ha faltado mucha voluntad política de parte de esta administración y de los demócratas.
Hablar de acciones administrativas requiere de mucha voluntad porque supone echarse en contra a quienes lo acusarán de pasar por alto al Congreso para proveer alivio migratorio a personas sin documentos aunque se trate de jóvenes talentosos que el mismo presidente ha dicho son vitales para la competitividad económica del país.
¿Permitirán los cálculos políticos de año electoral una maniobra administrativa a favor del DREAM Act? Quién sabe. Muchos apuestan a que no. Que Obama quizá lo haría, pero pasadas las elecciones del 2012.
Pero hay que recordar que precisamente se aproxima 2012 y Obama todavía tiene que evidenciar algún progreso en el ámbito migratorio, legislativa o administrativamente.
Recordemos que en el 2008 obtuvo el 75% del voto de los latinos naturalizados precisamente por su promesa de reforma. Empero, con una administración que ha deportado más inmigrantes que Bush, no se esperan muchas sorpresas.
Lo que sí sería una agradable sorpresa es que los políticos, con papeles y con miedo, hicieran algo más que hablar y que demostraran aunque fuera un poco del tesón y la voluntad que han manifestado estos jóvenes.
Maribel Hastings es asesora ejecutiva y analista de America’s Voice