Quinceañeras modernas

Al ritmo pulsante y obsesivo del “reggaeton”, y en muchos casos con la liturgia más novedosa de la Iglesia Católica, la tradición de la “Quinceañera”, viejo rito azteca que marca el paso de las jóvenes de la infancia a la juventud, florece y mueve millones de dólares en Estados Unidos.

Los aztecas marcaban con un ritual especial el paso de la niña a la edad adulta, y esta tradición, adoptada por los conquistadores españoles y la Iglesia Católica, sigue siendo hoy una de las fechas más importantes para las familias americanas.

Una tradición no escrita establecía que las quinceañeras actuales celebraran su fiesta ataviadas con un traje de color rosa, pero "las chicas ahora quieren algunos cambios y en lugar del clásico vestido rosa, de pronto quieren uno blanco o de otros colores”, afirma Leslie García, una hondureña de 35 años de edad que trabaja en una tienda especializada en ropa para quinceañereas.

“Cada vez se celebra más esta fiesta y las niñas tienen la ilusión de que tendrán su gran ceremonia cuando lleguen a ser quinceañeras”, añade. Hace dos años, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos aprobó una liturgia específica para esta celebración, durante la cual se presenta a la joven ante la comunidad parroquial ya como persona adulta y recibe una bendición que incluye –según el texto de los obispos- “el compromiso de la quinceañera con Dios y con la virgen María para vivir su vida de acuerdo con las enseñanzas de Cristo.”

En muchas parroquias, el ritual de presentación de la joven incluye un cortejo, formado por una niña mucho más joven que lleva una almohadilla en forma de corazón con una coronita y un niño que porta en otra almohadilla una réplica de zapatos de tacón. El momento cumbre de la celebración tiene lugar cuando la quinceañera se cambia de zapatos. El padre, si está presente, es quien le quita sus zapatos de tacón bajo y le pone los de taco alto: la niña que entró con calzado de infancia sale caminando como mujer joven.

La fiesta de la quinceañera no se limita a los católicos en Estados Unidos, sino que es común en algunas iglesias cristianas. La celebración se hizo popular en Estados Unidos primero durante la década de 1930 y en ocasiones se ha combinado con la costumbre estadounidense de "sweet sixteen", que celebra el decimosexto aniversario de la muchacha, también con el sentido de "presentación en sociedad" de la joven.

"Hay muchas celebraciones de la quinceañera", afirma Oscar Cañas, un salvadoreño que dirige una tienda en la que se puede contratar la música que animará la fiesta, así como los vestidos que lucirán las quinceañeras.

"Yo animo estas fiestas, pongo la música, hago de anunciador. Los adolescentes sólo quieren que uno pase reggaeton y bachata, pero yo también pongo algunas secciones de música más ‘oldie’ porque también los mayores están en la fiesta y tienen derecho a bailar ¿no?", dice Cañas.

Los precios de los vestidos oscilan entre los 150 hasta los 600 dólares y una fiesta puede costar entre 8.000 y, 15.000 dólares”, explica Cañas. "Está el vestido de la quinceañera misma, después los de sus acompañantes, que a veces, según la tradición, son 14 jovencitas que recuerdan cada uno de los años vividos por la del cumpleaños. Están los vestidos de las mamás y los trajes de los papás; la bebida, la música, la comida, las flores…."

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