Renuncia Secretario Alberto Gonzales
'Ha sido uno de mis grandes privilegios liderar el Departamento de Justicia', dice el secretario Alberto Gonzales, durante comparecencia pública.
Su renuncia, efectiva desde el próximo 17 de septiembre, pone fin a una carrera política marcada por una enorme lealtad a la figura de George W. Bush, desde sus días como gobernador en Texas hasta la presidencia de Estados Unidos. Bush aceptó la renuncia de Gonzales y, fuentes allegadas a la Casa Blanca, dejaron entrever que el mandatario seleccionará al actual secretario de Seguridad Nacional, Michael Chertoff, como su posible sucesor.
Lunes 27 de agosto 2007
La renuncia de Gonzales fue anunciada en la mañana del lunes 27 de agosto de 2007, por el diario The New York Times, y confirmada luego por un alto responsable del gobierno. De acuerdo con el diario "The New York Times", Gonzales presentó su dimisión a Bush el viernes pasado en una conversación telefónica. Después de un encuentro personal con el Presidente durante el fin de semana, se esperaba que Gonzales anunciara públicamente en los próximos días.
Gonzales, de 52 años, ha sido uno de los discípulos más fieles de Bush y su lealtad ha sido premiada con creces: fue secretario de Estado de Texas, miembro del Tribunal Supremo de ese estado y, principal asesor jurídico del mandatario antes de su nombramiento como titular del Departamento de Justicia en 2004 y su confirmación en 2005. Hijo de campesinos mexicanos y nacido en San Antonio (Texas), Gonzales superó la miseria hasta alcanzar un puesto privilegiado como principal asesor jurídico de la Casa Blanca. Por eso, según dijo hoy, ha vivido "el Sueño Americano".
"Aún mis peores momentos como secretario de Justicia han sido mejores que los mejores días de mi padre", dijo Gonzales, quien agradeció el "inquebrantable" apoyo de su esposa Rebecca y de sus hijos, y elogió la labor de los empleados del Departamento de Justicia.
En los últimos meses, Gonzales protagonizó una serie de confrontaciones con el Congreso de Estados Unidos por asuntos relacionados con el despido de ocho fiscales federales en 2006 y la controversia sobre las escuchas telefónicas a los estadounidenses.
Según algunos legisladores demócratas, Gonzales, un viejo amigo y asesor legal de Bush, mintió en testimonios bajo juramento ante el Congreso sobre los programas de espionaje dentro de Estados Unidos realizados por la Agencia de Seguridad Nacional. Tras el escándalo por el despido de los fiscales, la oposición demócrata y algunos republicanos exigieron la renuncia de Gonzales, pero la Casa Blanca se mantuvo firme en su defensa del atribulado secretario de Justicia.
Los fiscales de Estados Unidos están al servicio del Ejecutivo y pueden ser reemplazados o despedidos según lo ordene el presidente.