Robo de Identidad, ¿Deportación Rápida?
WASHINGTON, DC - Ignacio Carlos Flores, un mexicano indocumentado, tomó una decisión tan rara como inapropiada: Después de trabajar seis años bajo un nombre falso, decidió usar su nombre verdadero y consiguió documentos nuevos, pero falsos.
El cambio llamó la atención a sus patrones, que llamaron a las autoridades. Los números de sus documentos viejos eran inventados, pero los nuevos correspondían a gente real.
Los fiscales dijeron que eso era suficiente para acusarlo de robo de identidad, un delito mucho más grave que el de usar documentos falsos. La Corte Suprema escuchará el miércoles los argumentos de fiscales, que están apelando una ley nueva diseñada para combatir el robo de identidad.
En al menos un centenar de casos ventilados el año pasado, personas indocumentadas acusadas de violaciones a las leyes de inmigración debieron responder al cargo de robo de identidad, pese a que no había nada que indicase que estaban al tanto de que los números empleados en sus documentos no habían sido inventados, sino que pertenecían a los de personas reales. El robo de identidad conlleva una condena mínima, obligatoria, de dos años de prisión. El gobierno estadounidense está recurriendo a ese cargo para convencer a las personas de que se declaren culpables de acusaciones menores y acepten una deportación pronta. Muchas de las personas acusadas de ese delito fueron detenidas durante redadas en sitios de trabajo.
Los jueces deberán responder a un interrogante: ¿Es relevante el que una persona sepa o no que las identificaciones falsas que usa pertenecen a alguien?
El gobierno y las agrupaciones que defienden los derechos de las víctimas de estos robos dicen que no. "Los trastornos que sufre la vida de la víctima son los mismos", afirmó el abogado de Los Angeles, Stephen Masterson, en un informe preparado para las víctimas.