WASHINGTON – La carrera de Mike Tyson pareció acabar la noche del sábado, cuando abandonó en el sexto asalto un combate repleto de infracciones, tras ser dominado por Kevin McBride, un púgil prácticamente desconocido. Tyson cayó por tercera vez en sus cuatro peleas más recientes. Una vez más las fuerzas se le agotaron en forma dramática a medida que transcurrían los asaltos. Desesperado, el ex campeón golpeó deliberadamente con la cabeza a McBride, en el sexto round.
“No puedo soportar más esto”, dijo Tyson. “Lo más probable es que no pelee jamás.
No voy a faltarle al respeto a este deporte perdiendo contra boxeadores de este calibre”.
Tyson se quedó sin energía cuando fue empujado a la lona, al concluir el sexto asalto. Su cabeza quedó atrapada entre la primera y la segunda cuerda de cuadrilátero. El ex monarca permaneció ahí durante varios segundos, antes de desenredarse y regresar a su esquina. Cuando el referí Joe Cortez revisó a Tyson, su esquina informó que el púgil no podía seguir. Cortez levantó la mano de McBride, quien estaba sentado todavía en su banquillo.
Tyson permaneció sentado, con un hombro envuelto en una toalla, mientras veía impávido la celebración de McBride. Cuando el ex campeón de los pesados se levantó para felicitar a su oponente, McBride le dio un beso en la mejilla izquierda.
“Pude haber continuado, pero pensé que me estaban dando una paliza”, reconoció Tyson. “No creo que vaya a continuar en esto”.
Tyson ganaba por 57-55 en las anotaciones de dos jueces, y estaba atrás por el mismo margen en la del tercero. Pero el rumbo de la pelea había cambiado. McBride había tomado las riendas, y su dominio tomaba tintes de una paliza a medida que transcurrían los asaltos.