WASHINGTON.DC – Las pocas esperanzas que lucieron los 11 millones de indocumentados en enero de 2011, de ver concretado el sueño de una reforma migratoria, se vieron truncadas con el paso de los meses y la aprobación de leyes similares a la cuestionada SB1070 de Arizona, la primera que criminalizó la estadía indocumentada en Estados Unidos.En los primeros días de enero activistas advirtieron que 2011 iba a ser un año difícil para los sin papeles y que las redadas irían en aumento, al igual que las deportaciones, Y no se equivocaron.
El gobierno del presidente Barack Obama buscó tímidamente activar el debate en el Congreso y forzar tanto a demócratas como republicanos para que retomaran el tema y hablaran de una vía de legalización para millones de indocumentados. Pero los llamados se perdieron en medio de la indiferencia y los ataques a cualquier recomendación para darle residencia a los extranjeros sin estatus de permanencia legal en el país.
Simultáneamente a los llamados al Congreso para debatir el tema, la Administración siguió adelante con la ejecución del programa federal E-Verify, para cercar y poner atajo a la contratación de trabajadores sin papeles. El sistema, ideado como parte de las políticas de seguridad implementadas tras los atentados del 9/11, ha permitido a las autoridades auditar a miles de empresas que, a su vez, han despedido a miles de trabajadores que no han podido demostrar que tienen permiso para residir en el país y una autorización de empleo.