Es imperativo que antes de pagar con tu tarjeta de débito, te asegures de tener fondos en la cuenta.
Las tarjetas de débito son fáciles y convenientes de usar, pero también son unos de los productos que más ganancias le generan a los bancos. Por eso hay que tener cuidado cuando pagamos con ellas y asegurarnos de que tenemos suficiente dinero en nuestra cuenta para respaldar la transacción que realizamos.
Por ejemplo, si de forma no intencional el balance de tu cuenta baja demasiado, cada transacción que hagas con tu tarjeta de débito “rebotará” de la misma forma que lo hace un cheque sin fondos.
Eso quiere decir que tu banco podría cobrarte hasta 34 dólares por cada trámite que hagas por encima de tu balance, y esto podría rápidamente acumularse en cientos de dólares en tarifas en tu contra.
Digamos que te olvidaste de balancear tu chequera, no tomaste en cuenta algunas transacciones que realizaste con tu tarjeta de débito y además escribiste un cheque. Muchos bancos aceptarán sin problemas el canje del cheque, sin embargo no aceptarán una compra de 2 dólares que hiciste con tu tarjeta de débito.
Eso quiere decir que por la taza de café con tostada que te costó $2, al final (con la penalidad del banco) te saldrá por casi $40. Es imperativo que antes de pagar con tu tarjeta de débito, te asegures de tener fondos en la cuenta.
A continuación algunos consejos que puedes seguir para evitar que tu banco te muerda por utilizar tu tarjeta de débito:
Mantén tu balance lo más alto posible: Es importante que mantengas un “colchón” de fondos en tu cuenta bancaria para evitar que te “reboten” los cheques y los pagos de débito.
Te ayudará también abrir una cuenta en un banco que te permita transferir fondos de tu cuenta de ahorros a tu cuenta de cheques. Esto te ayudará a darle un empujoncito al balance de tu cuenta corriente cuando sea necesario.
Vigila tus gastos en la internet: Pregunta si puedes revisar el balance de tu cuenta en la internet. Esta es una forma fácil y gratuita de revisar el comportamiento de tu cuenta corriente.
Existen programas de computadoras específicos para mantener un récord de tus cuentas y planificar tu presupuesto.
Paga con dinero en efectivo, en vez de tu tarjeta de débito: A diferencia de los cheques y las tarjetas, el dinero en efectivo no rebota.
También, psicológicamente gastar el efectivo duele más, y de esa forma tienes mayor conciencia de cuánto gastas.
Parecería que cuando pagas con tu tarjeta de débito es mucho más fácil gastar el dinero. Prepara un presupuesto y al empezar cada semana, saca de tu cajero automático la cantidad exacta de dinero que piensas que vas a gastar durante la semana.