Cuidado con los juguetes

Esta crisis no es cosa de juego


La Navidad es para millones de niños en el mundo sinónimo de juguetes, esos artefactos que les hacen tan felices y por los que esperan casi todo el año. Siguen contando los clásicos, pero los tecnológicos aumentan su éxito cada año, y en un mundo marcado por la globalización, aparecen sombras en la calidad de su fabricación y luces de integración, como el éxito de los juguetes bilingües. El año juguetero ha resultado de marcado tinte polémico, dada la millonaria retirada de juguetes fabricados en China protagonizada por algunas de las marcas multinacionales más importantes.

Tras la crisis, llegaron las explicaciones de las autoridades chinas, que aseguraron en septiembre último que proveerán a los niños de “juguetes más seguros, mejor y más atractivos antes de Navidad”. La advertencia no es baladí, puesto que China –ejemplo tópico de cómo fabricar más y más barato en la economía globalizada- exportó en 2006 22 mil millones de juguetes cada año, lo que supone el 60 por ciento de la industria juguetera en todo el mundo. Según la investigación de la Fundación Crecer Jugando, realizada por un equipo de profesores del Departamento de Teoría e Historia de la Educación, de la Universidad Complutense de Madrid, tanto antes como ahora los juegos y los juguetes son instrumentos de socialización.

Sin embargo, el entorno se ha estrechado y mientras las generaciones adultas recuerdan, asociado al juego, los espacios públicos como la calle y los parques, los más pequeños lo sitúan en el entorno doméstico.

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