Argentino gana U.S. Open
pero no le dejan hablar en español
"Esto es para ustedes, para todos los argentinos", dijo Del Potro cuando pudo hablar en español frente a la multitud del estadio Arthur Ashe. Y casi ni pudo hacerlo, ya que el presentador de la ceremonia de premiación se resistió en darle un breve tiempo para pronunciarse en su idioma.
Del Potro, convertido ya en el quinto jugador más joven de la historia que conquista el último Grand Slam del curso, entre nombres como los estadounidenses Pete Sampras, Andre Agassi, John McEnroe o el ruso Marat Safin, reverdece los mejores momentos del tenis sudamericano. El reflejo de Guillermo Vilas, el único en vencer en Nueva York, en 1977. Entonces el juego era sobre tierra. Distante del cemento que impera sobre el Arthur Ashe Stadium del Centro Nacional de Tenis de Flushing Meadows. El escenario que ha contemplado la explosión definitiva, la consolidación del tenista de Tandil.
La emoción contenida del joven sudamericano estalló cuando Federer lanzó fuera su golpe de derecha, cansada, tras cuatro horas y seis minutos de juego. Del Potro se echó al suelo. Se cubrió la cara con las manos y lloró. Felicitó a su rival sobre la red y corrió hacia su palco. A abrazarse a Franco Davin. Su guía. El mismo que dirigió a Gastón Gaudio hacia el éxito en Roland Garros, en 2004. En el último éxito, hasta ahora, del tenis argentino.