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Cámara Baja desoyó pedidos de Bush
Escrito el 22 Sep 2006
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WASHINGTON - Ni las presiones del presidente George W. Bush ni las movilizaciones de la comunidad inmigrante han hecho mella entre los republicanos que controlan la Cámara de Representantes y que prácticamente han sepultado la reforma migratoria amplia este año.
De cara a los comicios del próximo 7 de noviembre y en lo que resta de la sesión legislativa, los republicanos de la cámara baja han dejado claro que aprobarán únicamente medidas centradas en el control de las fronteras. A cada pregunta sobre inmigración, el presidente Bush contesta siempre lo mismo: el Congreso debe aprobar una reforma migratoria justa y amplia que responda a todas las facetas del problema de la inmigración ilegal y que, sobre todo, refleje la realidad económica de Estados Unidos.
"Creo firmemente que para proteger nuestras fronteras, el Congreso debe aprobar un plan de amplio alcance que incluya no sólo fondos para proteger las fronteras, sino que reconozca también que individuos se infiltran al país para realizar trabajos que los estadounidenses no quieren", afirmó Bush el viernes durante una rueda de prensa.
Según un informe de la Oficina de Supervisión del Gobierno (GAO), el número de indocumentados muertos en la frontera se duplicó, de 266 en 1998 a 472 en 2005, "con algunas fluctuaciones".
Según los activistas hispanos, esas muertes son consecuencia de la falta de una reforma migratoria amplia, porque los inmigrantes indocumentados se aventuran cada vez más por lugares muy inhóspitos.
Pero los republicanos, haciéndose eco en audiencias unilaterales en 13 estados del país, entre julio y agosto, recabaron testimonios de funcionarios que, como ellos, piden mano dura contra los indocumentados. Así, el jueves, la Cámara de Representantes aprobó un proyecto de ley que prevé la construcción de un doble muro de poco más de 1.125 kilómetros de largo en los estados fronterizos con México, además de una mayor vigilancia en la zona con la ayuda de más recursos militares y agentes federales. Los legisladores tienen previsto continuar impulsando, en las próximas semanas, otras medidas relacionadas con la seguridad fronteriza, convencidos de que los muros y una mayor vigilancia son la respuesta al "coladero" en que, según ellos, se ha convertido la frontera sur.
La oposición demócrata y grupos afines replican que nadie se opone al reforzamiento de las fronteras -la versión que aprobó el Senado incluye un muro y barreras para vehículos- pero que la respuesta debe ser multidisciplinaria.
De cara a los comicios del próximo 7 de noviembre y en lo que resta de la sesión legislativa, los republicanos de la cámara baja han dejado claro que aprobarán únicamente medidas centradas en el control de las fronteras. A cada pregunta sobre inmigración, el presidente Bush contesta siempre lo mismo: el Congreso debe aprobar una reforma migratoria justa y amplia que responda a todas las facetas del problema de la inmigración ilegal y que, sobre todo, refleje la realidad económica de Estados Unidos.
"Creo firmemente que para proteger nuestras fronteras, el Congreso debe aprobar un plan de amplio alcance que incluya no sólo fondos para proteger las fronteras, sino que reconozca también que individuos se infiltran al país para realizar trabajos que los estadounidenses no quieren", afirmó Bush el viernes durante una rueda de prensa.
Según un informe de la Oficina de Supervisión del Gobierno (GAO), el número de indocumentados muertos en la frontera se duplicó, de 266 en 1998 a 472 en 2005, "con algunas fluctuaciones".
Según los activistas hispanos, esas muertes son consecuencia de la falta de una reforma migratoria amplia, porque los inmigrantes indocumentados se aventuran cada vez más por lugares muy inhóspitos.
Pero los republicanos, haciéndose eco en audiencias unilaterales en 13 estados del país, entre julio y agosto, recabaron testimonios de funcionarios que, como ellos, piden mano dura contra los indocumentados. Así, el jueves, la Cámara de Representantes aprobó un proyecto de ley que prevé la construcción de un doble muro de poco más de 1.125 kilómetros de largo en los estados fronterizos con México, además de una mayor vigilancia en la zona con la ayuda de más recursos militares y agentes federales. Los legisladores tienen previsto continuar impulsando, en las próximas semanas, otras medidas relacionadas con la seguridad fronteriza, convencidos de que los muros y una mayor vigilancia son la respuesta al "coladero" en que, según ellos, se ha convertido la frontera sur.
La oposición demócrata y grupos afines replican que nadie se opone al reforzamiento de las fronteras -la versión que aprobó el Senado incluye un muro y barreras para vehículos- pero que la respuesta debe ser multidisciplinaria.