¡Guácala y Guácala!

No nos medimos y entre basura vivimos


¿Te gustaría ser una cucaracha, rata o mosca y que tu hogar fuera un basurero?

Estoy segura que no, aunque a veces hay que dudarlo, porque da mucha tristeza salir a la calle y ver toda la basura que hay en las esquinas, áreas verdes, coladeras, huecos de postes y árboles y hasta en las bardas. La generación de basura es inevitable, bolsas, latas, desperdicios de comida, cosas que ya no usamos o queremos, botellas, telas, restos químicos de fábricas e industrias y de todo forma parte de la basura, pero de eso a acostumbrarnos a vivir con ella y entre ella, hay mucha diferencia.

Seguro te ha tocado ver como de los automóviles muy elegantes y camiones de pasajeros vuela de repente un papel, algún resto de alimento, una botella de refresco y hasta algún “escupitajo”.

¡Guácala, guácala y mil veces guácala!, nuestra ciudad, tan hermosa se está convirtiendo poco a poco en un gran basurero y ahí vivimos, eso respiramos y eso compartimos y lo más grave de todo es que nos estamos acostumbrando a ver nuestra calle y nuestra ciudad sucia y no hacemos nada por evitarlo, a pesar de conocer los riesgos a los que estamos expuestos.

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