El mundo después de Bush
WASHINGTON - ¿Cómo será el mundo después de George W. Bush? El próximo presidente de Estados Unidos asumirá la titánica tarea de refundar el desfalleciente imperio que su antecesor le deja. Una herencia lastrada por la terrible guerra de Irak, la mayor crisis económica desde 1929 y una inmensa pérdida de credibilidad internacional.
Hace poco más de cinco años, cuando los halcones de la Casa Blanca ultimaban la invasión de Irak, Barack Obama participó en un mitin contra la guerra. Sus palabras ante las 2 mil personas reunidas en la Plaza Federal de Chicago fueron proféticas.
Tras invocar el alistamiento militar de su abuelo al día siguiente del bombardeo de Pearl Harbor (1941), y el suyo propio si así evitara un atentado como el que demolió las Torres Gemelas de Nueva York, el candidato demócrata denunció ante los concentrados que la intervención norteamericana en Irak era apasionada y apresurada, apegada a la política y no a los principios.Incluso si Estados Unidos tiene éxito, será necesaria una larga ocupación, con un costo y unas consecuencias imprevisibles, dijo entonces.
"Sé que una invasión sin motivos claros y sin un amplio apoyo internacional empeorará el conflicto en Oriente Próximo, provocará que el mundo árabe siga sus peores, y no sus mejores, instintos y reforzará la capacidad de Al Qaeda de captar reclutas".
Nadie le hizo caso. Y un año después, el candidato favorito en todas las encuestas, el nuevo presidente de Estados Unidos si aciertan, viajó a Irak acompañado por dos senadores y su asesor en política exterior, Mark Lippert.
Se reunió con los mandos de las tropas desplegadas en el país árabe, conversó con los corresponsales atrincherados en la Zona Verde y escuchó las detonaciones de los morteros mientras seguía por satélite el partido de los Redskins, el club de Washington en la liga del fútbol americano.
El día anterior, cinco marines murieron en una emboscada, y un general confesó al curioso senador de Illinois que por $3 un niño podía colocar una bomba. Durante su posterior reunión con miembros del Gobierno interino iraquí, observó que sonreían mucho, pero los ojos de los políticos a las órdenes de Washington no transmitían emoción alguna. Todo era lúgubre y sombrío.
Poco antes de regresar a Estados Unidos, Mark Lippert preguntó a un veterano oficial qué debía hacer Estados Unidos para mejorar la situación en Irak. "Marcharnos", fue la respuesta, según revela el propio Obama en su libro La audacia de la esperanza.
Los marines siguen en Irak y el candidato demócrata desea su pronta salida. Para conseguirlo, deberá ganar las históricas elecciones del próximo martes y levantar la deteriorada imagen de su país en el mundo. Durante los ocho años de administración de George Bush han sucedido muchas cosas, pero pocas buenas. Satélites de Estados Unidos orbitan el planeta, 761 bases del Pentágono en 151 países lo circunvalan, la hamburguesa es imbatible en Papúa Nueva Guinea y nadie puede acercarse al poderío de una economía con trillones suficientes para curar el sida, librar varias guerras a la vez y aterrizar en Marte.