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El trago amargo de un gigante
Escrito el 23 Nov 2005
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DETROIT - El anuncio de que General Motors despedirá a 30 mil empleados y cerrará 12 plantas en los próximos tres años causó sorpresa y dolor en algunos, pero otros consideran las medidas insuficientes, dada la magnitud de los problemas del que todavía es el primer fabricante de autos en el mundo.
"Es un paso en la dirección correcta", dijo David Healey, analista de Burnham Securities. "Pero la continua reducción de su parte del mercado, que creo probable, se comerá los ahorros que están logrando", agregó.
General Motors ha tomado medidas que algunos califican como desesperadas para aumentar sus ventas, incluyendo la reanudación de programas de incentivos. Sin embargo, los productos de GM no son lo suficientemente atractivos, según los analistas de Standard and Poor's, la firma que controla atentamente la evolución de los títulos de GM, calificados como acciones chatarra (junk-rated bonds).
"Hemos reducido significativamente nuestras expectativas sobre un potencial beneficio de la nueva familia de SUV medianos y grandes que serán presentados pronto por GM", señala S&P en una declaración.
La empresa enfrenta también varios desafíos de su ex filial Delphi Corp, proveedora de autopartes que recientemente declaró bancarrota.
Una interrupción del aprovisionamiento de partes podría costar a GM miles de millones de dólares, algo que difícilmente pueda asimilar, dado que también debe afrontar el pago de $11 mil millones de dólares en beneficios de jubilación para empleados de Delphi.
Estos costos han alentado especulaciones de que GM podría verse forzado a declarar bancarrota también, una preocupación que por ahora es desechada por la mayoría de los analistas.
"No creemos que el riesgo inminente percibido por el mercado se materialice", afirma en una nota el analista del Deutsche Bank, Rod Lache.
"Es un paso en la dirección correcta", dijo David Healey, analista de Burnham Securities. "Pero la continua reducción de su parte del mercado, que creo probable, se comerá los ahorros que están logrando", agregó.
General Motors ha tomado medidas que algunos califican como desesperadas para aumentar sus ventas, incluyendo la reanudación de programas de incentivos. Sin embargo, los productos de GM no son lo suficientemente atractivos, según los analistas de Standard and Poor's, la firma que controla atentamente la evolución de los títulos de GM, calificados como acciones chatarra (junk-rated bonds).
"Hemos reducido significativamente nuestras expectativas sobre un potencial beneficio de la nueva familia de SUV medianos y grandes que serán presentados pronto por GM", señala S&P en una declaración.
La empresa enfrenta también varios desafíos de su ex filial Delphi Corp, proveedora de autopartes que recientemente declaró bancarrota.
Una interrupción del aprovisionamiento de partes podría costar a GM miles de millones de dólares, algo que difícilmente pueda asimilar, dado que también debe afrontar el pago de $11 mil millones de dólares en beneficios de jubilación para empleados de Delphi.
Estos costos han alentado especulaciones de que GM podría verse forzado a declarar bancarrota también, una preocupación que por ahora es desechada por la mayoría de los analistas.
"No creemos que el riesgo inminente percibido por el mercado se materialice", afirma en una nota el analista del Deutsche Bank, Rod Lache.