Hasta que el divorcio nos separe
Entre los factores que aparecen primeros a la hora de elaborar una lista de razones figuran: la independencia económica que la mujer logra en Estados Unidos, la separación de la pareja –uno de los cónyuges llega primero al país y comienza a crecer una brecha difícil de zanjar- y el cambio de valores culturales y de adaptación.
Marisela Domínguez tiene 25 años, es salvadoreña y trabaja como asistente dental en un consultorio de Arlington, en Virginia. “Mi esposo llegó a este país hace cinco años y yo llegué hace tres”, cuenta. “Como todavía no tenemos hijos la idea era trabajar mucho para poder formar una familia con un ahorrito antes”.
Pero a Marisela le ocurrió lo que a muchas: su pareja no se adaptó a las exigencias de esta sociedad, y a pesar de que en sus cartas contaba una realidad color de rosa, cuando la joven llegó comprobó que él se alcoholizaba y no estaba trabajando.
“Es muy común que jóvenes como ésta salgan adelante solas”, explica la terapeuta de parejas Sandra Castillos. Y agrega que suelen sufrir un cambio radical frente a la relación. “En sus países son más sumisas, quizás hasta aceptan maltratos como parte de una historia amorosa, pero aquí es como si se despabilaran y tomaran las riendas de su vida”.
Según el último censo nacional, cuyos datos y análisis se han ido publicando desde 2006, el promedio de edad en la que los latinos se casan es 24 años… y se separan por primera vez a los 29. La duración promedio de los primeros matrimonios es de 7 años, no importa en dónde comiencen, si aquí o en el país de origen, coincidiendo curiosamente con la famosa comezón.