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La cara más sórdida de México
Escrito el 03 Jun 2005
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MEXICO - En Ciudad Juárez, en la frontera con EU, 16 mujeres han sido asesinadas en lo que va de año, y más de 400 en los últimos 10. La ola criminal incluye a niñas violadas, estranguladas y mutiladas, como las dos víctimas de la semana pasada. En Cancún, en la costa caribeña mexicana, la violencia de género, la pornografía infantil, el lavado de dinero y el enriquecimiento ilícito de hoteleros corruptos dibujan la cara más sórdida del polo turístico de renombre mundial.
La prensa difunde diariamente el goteo de crímenes que se producen en diversos Estados de México. Se informa de las muertes y poco más. Nadie acierta a responder los numerosos interrogantes sobre los responsables. La ley del silencio es garantía de impunidad. Quienes se atreven a violarla, sufren las consecuencias. Lo saben bien las periodistas Diana Washington, hija de estadounidense y mexicana, del diario El Paso Times, de Texas, y Lydia Cacho, premio Nacional de Periodismo 2002 y columnista de La Voz del Caribe (Cancún), que han presentado estos días en Ciudad de México sus libros de denuncia sobre lo que ocurre en los Estados de Chihuahua y Quintana Roo.
'Los policías ligados con el narco advierten que no vaya a Ciudad Juárez porque tienen algo preparado contra mi persona', escribe Diana Washington en el epílogo de Cosecha de mujeres, fruto de seis años de investigación sobre la estadística macabra en la frontera norte de México.
La periodista concluye que cabe hablar de 'sacrificio' a la hora de describir los asesinatos de mujeres que, en su mayoría, eran mexicanas originarias de Ciudad Juárez o del interior del país que llegaron en busca de trabajo en las maquiladoras (plantas de ensamblaje) o con la esperanza de cruzar la frontera hacia el norte. Maquiladoras y tráfico de drogas son los motores que manejan la economía en esa ciudad. Según la investigación de Diana Washington, de las más de 430 mujeres asesinadas en Ciudad Juárez entre 1993 y 2003, unas 130 fueron víctimas de asaltos sexuales.
La periodista señala que ha agregado la palabra 'feminicidio' a su vocabulario, y se declara convencida de que todos los crímenes impunes en Ciudad Juárez, cualquiera que sea el género y condición de la víctima, tienen la misma importancia.
En su opinión, la mayoría de asesinatos cometidos por los hombres en contra de las mujeres, sean familiares o desconocidas, se perpetran para demostrar el poder sobre la víctima. Son mensajes de dominio y poder, al igual que los enviados por los narcotraficantes y el crimen organizado a través de los sicarios.
La prensa difunde diariamente el goteo de crímenes que se producen en diversos Estados de México. Se informa de las muertes y poco más. Nadie acierta a responder los numerosos interrogantes sobre los responsables. La ley del silencio es garantía de impunidad. Quienes se atreven a violarla, sufren las consecuencias. Lo saben bien las periodistas Diana Washington, hija de estadounidense y mexicana, del diario El Paso Times, de Texas, y Lydia Cacho, premio Nacional de Periodismo 2002 y columnista de La Voz del Caribe (Cancún), que han presentado estos días en Ciudad de México sus libros de denuncia sobre lo que ocurre en los Estados de Chihuahua y Quintana Roo.
'Los policías ligados con el narco advierten que no vaya a Ciudad Juárez porque tienen algo preparado contra mi persona', escribe Diana Washington en el epílogo de Cosecha de mujeres, fruto de seis años de investigación sobre la estadística macabra en la frontera norte de México.
La periodista concluye que cabe hablar de 'sacrificio' a la hora de describir los asesinatos de mujeres que, en su mayoría, eran mexicanas originarias de Ciudad Juárez o del interior del país que llegaron en busca de trabajo en las maquiladoras (plantas de ensamblaje) o con la esperanza de cruzar la frontera hacia el norte. Maquiladoras y tráfico de drogas son los motores que manejan la economía en esa ciudad. Según la investigación de Diana Washington, de las más de 430 mujeres asesinadas en Ciudad Juárez entre 1993 y 2003, unas 130 fueron víctimas de asaltos sexuales.
La periodista señala que ha agregado la palabra 'feminicidio' a su vocabulario, y se declara convencida de que todos los crímenes impunes en Ciudad Juárez, cualquiera que sea el género y condición de la víctima, tienen la misma importancia.
En su opinión, la mayoría de asesinatos cometidos por los hombres en contra de las mujeres, sean familiares o desconocidas, se perpetran para demostrar el poder sobre la víctima. Son mensajes de dominio y poder, al igual que los enviados por los narcotraficantes y el crimen organizado a través de los sicarios.