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Twitter Y El Periodista
Escrito el 11 Oct 2010
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Twitter está cambiando el periodismo. No es que el tweet reemplace la nota del reportero. Simplemente nos obliga a hacer mejor nuestro trabajo, a ser más creíbles, a investigar más, a explicar mejor las cosas y a separar lo que es relevante de lo que es basura.
Me enteré de la última revuelta en Ecuador, el jueves pasado, a través de Twitter, no por CNN, The New York Times o Univision. Los ojos y oídos de los twiteros en Ecuador fueron mucho más rápidos que las organizaciones de noticias más grandes del mundo.
El aeropuerto de Quito estaba cerrado. Para cuando aterrizó la primera banda de corresponsales internacionales, lo peor de la crisis ya estaba resuelto. Pero millones nos enteramos lo que estaba pasando por Twitter. A través de @Presidencia_Ec ("Cuenta oficial de Twitter de la Presidencia de la República de Ecuador') me enteré que el "gobierno declara estado de excepción" y que el
presidente Rafael Correa había sido hospitalizado, "secuestrado" y liberado pero que "no claudicará en sus principios"
El problema es que la información en Twitter venía totalmente sesgada. Los que apoyaban a Correa hablaban de un golpe de estado. Los opositores consideraban el alzamiento de policias y militares como una protesta legítima ante un gobierno abusivo, corrupto y autoritario. ¿A quién le creemos? Ahí está el trabajo del periodista para, primero, informar. Y luego, determinar qué se acerca más a la verdad. El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, de manera predecible declaró en su cuenta @chavezcandanga: "Están tratando de tumbar al Presidente Correa. Alerta los pueblos de
la Alianza Bolivariana…" Como reporteros, por supuesto, no podemos esperar que Chávez también nos dé el punto de vista de la oposición en Ecuador. Eso nos toca a nosotros.
La información ya estaba enterrada ahí, en miles de mensajes de Twitter, pero había que escarbar, checar las fuentes y determinar su veracidad antes de ponerla al aire. Eso es lo que hacemos los periodistas, no los twiteros. El Twitter también se ha convertido en una forma de ejercer el poder y controlar la comunicación. Los presidentes rápidamente se han dado cuenta que se pueden saltar a los periodistas e informarle directamente a sus "seguidores".
Los líderes políticos se evitan así preguntas incómodas, el obligatorio balance noticioso y pueden criticar a sus críticos. La presidenta de Argentina denunció en @CFKArgentina al principal diario del país: "…el grupo económico El Clarín no tiene límites."
Ojalá que el límite de 140 caracteres por mensaje también entrene a los políticos a dar discursos más cortos y al punto. Apuesto a una nueva era de mini discursos. No más de 15 minutos.
El presidente de Chile @sebastianpinera perdió en Twitter el tilde de la ñ pero ha ganado miles de seguidores informando al mundo sobre la suerte de los 33 mineros atrapados a 700
metros de profundidad. "Tenemos fe de que los rescataremos con vida y en buenas condiciones antes de las fiestas de fin de año!"
Y el presidente de México @FelipeCalderon -un twitero asiduo que, me consta, contesta personalmente sus propios tweets- difunde sus puntos de vista sin temor. Tras el paso del huracán Karl que devastó Veracruz escribió: "El cambio climático es una realidad y su impacto devastador se expresa en la virulencia de los huracanes y tormentas tropicales sobre México."
El twitter sirve igual para entrevistados que para entrevistadores. Es una nueva herramienta de trabajo. Media hora antes de una reciente entrevista, a la senadora colombiana @piedadcordoba -recientemente destituida por "colaborar" con las guerrillas de las FARC- y a mí se nos ocurrió lo mismo: yo pedí preguntas para ella y ella pidió respuestas. "Reunida con abogado y trabajadores d DDHH antes de entrevista con @jorgeramosnews ¿Q creen q
debo decirle al mundo?" Tuve que reconocer que algunos preguntas que me recomendaron los twiteros eran mejor que las mías y le hice tres a Piedad Cordoba.
El Twitter irrumpió en el periodismo exactamente el 15 de enero del 2009. Fue un twitero -Janis Krums- y no un periodista quien informó sobre la caída de un avión de U.S.
Airways con 155 personas a bordo sobre un río en Nueva York. "Hay un avión en el Hudson. Estoy en el ferry para rescatar a la gente. Qué locura", escribió en @jkrums.
El Twitter está cambiando nuestra profesión. Pero, en el fondo, la labor del periodista es más importante que nunca: ante millones de datos y mensajes, nos corresponde a nosotros determinar qué es lo relevante, qué afecta a quienes nos oyen, leen o ven, y comunicarlo directa y efectivamente. Con Twitter o sin él, la esencia del periodismo se sostiene. Nuestra principal labor social es cuestionar a los que tienen el poder (y Twitter en su mano). Y si al final la gente nos cree, eso quiere decir que estamos haciendo bien nuestro trabajo como periodistas. Nada más. Nada menos.
Me enteré de la última revuelta en Ecuador, el jueves pasado, a través de Twitter, no por CNN, The New York Times o Univision. Los ojos y oídos de los twiteros en Ecuador fueron mucho más rápidos que las organizaciones de noticias más grandes del mundo.
El aeropuerto de Quito estaba cerrado. Para cuando aterrizó la primera banda de corresponsales internacionales, lo peor de la crisis ya estaba resuelto. Pero millones nos enteramos lo que estaba pasando por Twitter. A través de @Presidencia_Ec ("Cuenta oficial de Twitter de la Presidencia de la República de Ecuador') me enteré que el "gobierno declara estado de excepción" y que el
presidente Rafael Correa había sido hospitalizado, "secuestrado" y liberado pero que "no claudicará en sus principios"
El problema es que la información en Twitter venía totalmente sesgada. Los que apoyaban a Correa hablaban de un golpe de estado. Los opositores consideraban el alzamiento de policias y militares como una protesta legítima ante un gobierno abusivo, corrupto y autoritario. ¿A quién le creemos? Ahí está el trabajo del periodista para, primero, informar. Y luego, determinar qué se acerca más a la verdad. El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, de manera predecible declaró en su cuenta @chavezcandanga: "Están tratando de tumbar al Presidente Correa. Alerta los pueblos de
la Alianza Bolivariana…" Como reporteros, por supuesto, no podemos esperar que Chávez también nos dé el punto de vista de la oposición en Ecuador. Eso nos toca a nosotros.
La información ya estaba enterrada ahí, en miles de mensajes de Twitter, pero había que escarbar, checar las fuentes y determinar su veracidad antes de ponerla al aire. Eso es lo que hacemos los periodistas, no los twiteros. El Twitter también se ha convertido en una forma de ejercer el poder y controlar la comunicación. Los presidentes rápidamente se han dado cuenta que se pueden saltar a los periodistas e informarle directamente a sus "seguidores".
Los líderes políticos se evitan así preguntas incómodas, el obligatorio balance noticioso y pueden criticar a sus críticos. La presidenta de Argentina denunció en @CFKArgentina al principal diario del país: "…el grupo económico El Clarín no tiene límites."
Ojalá que el límite de 140 caracteres por mensaje también entrene a los políticos a dar discursos más cortos y al punto. Apuesto a una nueva era de mini discursos. No más de 15 minutos.
El presidente de Chile @sebastianpinera perdió en Twitter el tilde de la ñ pero ha ganado miles de seguidores informando al mundo sobre la suerte de los 33 mineros atrapados a 700
metros de profundidad. "Tenemos fe de que los rescataremos con vida y en buenas condiciones antes de las fiestas de fin de año!"
Y el presidente de México @FelipeCalderon -un twitero asiduo que, me consta, contesta personalmente sus propios tweets- difunde sus puntos de vista sin temor. Tras el paso del huracán Karl que devastó Veracruz escribió: "El cambio climático es una realidad y su impacto devastador se expresa en la virulencia de los huracanes y tormentas tropicales sobre México."
El twitter sirve igual para entrevistados que para entrevistadores. Es una nueva herramienta de trabajo. Media hora antes de una reciente entrevista, a la senadora colombiana @piedadcordoba -recientemente destituida por "colaborar" con las guerrillas de las FARC- y a mí se nos ocurrió lo mismo: yo pedí preguntas para ella y ella pidió respuestas. "Reunida con abogado y trabajadores d DDHH antes de entrevista con @jorgeramosnews ¿Q creen q
debo decirle al mundo?" Tuve que reconocer que algunos preguntas que me recomendaron los twiteros eran mejor que las mías y le hice tres a Piedad Cordoba.
El Twitter irrumpió en el periodismo exactamente el 15 de enero del 2009. Fue un twitero -Janis Krums- y no un periodista quien informó sobre la caída de un avión de U.S.
Airways con 155 personas a bordo sobre un río en Nueva York. "Hay un avión en el Hudson. Estoy en el ferry para rescatar a la gente. Qué locura", escribió en @jkrums.
El Twitter está cambiando nuestra profesión. Pero, en el fondo, la labor del periodista es más importante que nunca: ante millones de datos y mensajes, nos corresponde a nosotros determinar qué es lo relevante, qué afecta a quienes nos oyen, leen o ven, y comunicarlo directa y efectivamente. Con Twitter o sin él, la esencia del periodismo se sostiene. Nuestra principal labor social es cuestionar a los que tienen el poder (y Twitter en su mano). Y si al final la gente nos cree, eso quiere decir que estamos haciendo bien nuestro trabajo como periodistas. Nada más. Nada menos.