Inmigrantes, con las manos vacías
Los 12 millones de indocumentados que viven en Estados Unidos aún se lamentan de que el Congreso haya abortado el debate de la reforma, cerrara la puerta a la legalización y dejara en veremos la ampliación de la cuota de visas para trabajadores temporales y, a cambio, endureciera las políticas migratorias favoreciendo las redadas, recomendando la construcción de un muro en la frontera con México y convirtiéndose en un espectador silencioso de la discusión de leyes antiinmigrantes en los estados.
La derrota republicana en la elección legislativa del año pasado había despertado la esperanza en un nuevo debate sobre inmigración, aunque el tema no estaba incluido en los primeros 7 puntos de la agenda demócrata, con mayoría en el Congreso.
"Eran muchas las familias que estaban esperando una oportunidad para legalizar su estatus en este país", dijo Jorge Mario Cabrera, director asociado del Centro de Recursos Centroamericanos (CARECEN). Agregó que se trataba de "personas que llevan años trabajando y aportando a la economía estadounidense". Cabrera precisó que era importante que el tema de una reforma fuera retomado por el congreso lo antes posible y se alcanzara "una solución amplia y justa, a más tardar, en los primeros seis meses de 2007".
Los buenos deseos murieron en junio. El Senado no reunió los 60 votos necesarios para aprobar una ley de reforma migratoria -redactada en secreto entre marzo y abril por negociadores demócratas, republicanos y de la Casa Blanca- que incluía un camino a la residencia a cambio de $13,500, y quedó el camino abierto para las redadas.
La decisión del Senado "tuvo consecuencias tremendas en toda la nación", dijo Eugenio Aren, director del National Capital Immigration Coalition, en Washington DC."Dejó que los estados, los condados y las municipalidades tomaran la ley por sus manos y golpearan a los inmigrantes sin papeles".
Agregó que el vacío generado por el Congreso causó el surgimiento de un peligroso clima antiinmigrante que tiene en riesgo la seguridad de millones de trabajadores que pagan sus impuestos y contribuyen con la grandeza de Estados Unidos, al tiempo que "fomenta el despido y la inseguridad en los centros de trabajo"."Los medios de comunicación tienen parte de culpa por no explicar la diferencia entre un inmigrante y un terrorista", dijo Aren.
"Y la gente que no está muy bien informada fácilmente cae en el error de pensar que los inmigrantes son malos y le hacen daño a Estados Unidos". "Ambos partidos (demócratas y republicanos) son los principales responsables de este clima de odio generado en 2007", indicó.