Nació el primer presidente latino

Estoy convencido que el primer presidente latino ya nació. Pero ese hispano o hispana tendrá que ir a contracorriente para llegar a la Casa Blanca. Su vida, sin duda, será más difícil que la de la mayoría del país.
Nueve de cada 10 latinos no tienen un título universitario. Esos 9 están fuera de la Casa Blanca y de millones de empleos.
Por muy distintas razones –problemas económicos, falta de apoyo familiar, bajas expectativas- una tercera parte de los latinos no termina ni siquiera highschool o secundaria.
Y así matan su futuro.
Hace poco conocí a un grupo de jóvenes que dejaron la escuela. Uno tenía que trabajar para mantener a sus hermanos. Otro se metió a vender drogas para sobrevivir. Otro más se aburría en el colegio y sus padres no lograron convencerlo para que siguiera estudiando. Ninguno de ellos había cumplido los 20 años pero sus caras ya estaban rayadas por el pesimismo. Ya percibían que su vida, sin highschool, iría de mal en peor. La primera presidenta latina va a tener que vencer la terrible tendencia de nuestros jóvenes que dejan la escuela y que no van a la universidad.
El primer presidente latino, también, va a tener que luchar para no enfermarse de gravedad. La mitad de todos los bebes latinos van a desarrollar diabetes en su vida, según un estudio de la Universidad de Texas. Uno de cada cuatro niños méxico-americanos es obeso. Combinar hamburguesas, hot dogs y pizzas con tacos, tamales y burritos es una bomba para la salud (y para cualquier estómago). Los hispanos comen mal, no porque quieran, sino porque es más barato. El 68 por ciento de las calorías que comen los niños más pobres de Estados Unidos (entre los que están los latinos) proviene de pizzas, papitas, hamburguesas y refrescos. El primer presidente hispano va a necesitar que sus padres le ayuden a comer saludablemente para no morir de un ataque cardíaco a la mitad de su carrera política. Ese es parte del mensaje de la nueva campaña contra la obesidad de la primera dama, Michelle Obama. Pero a pesar de los problemas educativos y de salud entre los hispanos, el futuro es promisorio. Somos más que nunca. El censo de este año confirmará que pasamos de 50 millones de latinos y que antes de un siglo seremos la mayoría de Estados Unidos.
Es cierto que tenemos muy poca representación política. Tenemos un solo senador (Bob Menéndez, en Nueva Jersey), un solo gobernador (Bill Richardson en Nuevo México) y poco más de 20 congresistas.
Pero ya hemos roto casi todas las barreras. Varios latinos han llegado al espacio. Sonia Sotomayor es la primera jueza latina en la Corte Suprema de Justicia. Solo nos falta la Casa Blanca.
El argumento es sencillo: hay más hispanos que afroamericanos en Estados Unidos. Los afroamericanos ya tienen en Barack Obama a su primer presidente, luego le toca a los hispanos.
Es la política de lo posible. Hay pocos momentos en la historia en donde lo que parecía imposible se materializa y, de pronto, el país se llena de esperanza. Ocurrió con las elecciones de Obama en el 2008 y de Ronald Reagan en 1980.
También pasó con Vicente Fox en México y con Nelson Mandela en Sudáfrica. Son momentos “mágicos”. Estoy seguro que nos espera otro de esos momentos “mágicos” cuando el primer latino gane la presidencia en Estados Unidos. Y nos estamos preparando para ese momento.
Una de las cosas que más me emociona cuando viajo a promover mis libros en Estados Unidos es que las familias me llevan a sus niños a las presentaciones y me dicen: “Mira, aquí está Alejandra y ella va a ser la primera presidenta hispana del país” o “¿Qué le parece José Presidente?”. Me parece bien. Es, simplemente, el poder de una idea en el momento correcto.
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Acerca del Autor
Periodista Internacional

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