Niños Entre el Campo y la Escuela
Hijos de inmigrantes en EEUU sufren junto a sus padres
Son las cuatro de la mañana y casi no hay iluminación en las calles de esta comunidad rural de la Florida. Pineda sube a su vieja camioneta blanca y enciende el motor.
La mujer, de 20 años, hija de trabajadores del campo mexicanos nacida en Estados Unidos, trabaja en plantaciones de maní.
Historias de inmigrantes como esta se repiten a diario a lo largo y ancho del país. De niña, Pineda ayudaba a su padre a recoger naranjas. Ella se encargaba de las ramas más bajas, su padre de las más altas. Hoy es madre soltera y a veces tienen que llevar a Adrián el campo, donde se entretiene con autos de juguete en la camioneta mientras ella recoge maníes. Para la mayoría de estas familias, los jardines de infantes son muy caros y hay pocas alternativas.
El gobierno ofrece un programa llamado "Head Start" para los hijos de trabajadores del campo, pero sirve a un porcentaje ínfimo de pequeños, según estimaciones de los funcionarios del programa y de dependencias gubernamentales. Hay listas de esperas con cientos de nombres en distintos sitios del país.
En general, los niños quedan en casas de amigos de la familia, asisten a jardines pre-kinder del estado o acompañan a sus padres al campo, donde están expuestos al calor, los insectos, sustancias químicas y maquinaria pesada, que con frecuencia causan lesiones y hasta muertes.