Iglesia ayuda a inmigrantes ilegales

Cuando llegan inmigrantes ilegales, exhaustos después de una larga travesía a través del desierto, el reverendo Jim Loiacono los espera con cama, comida y a veces hasta algo de dinero.

Sólo pide que le muestren los papeles de la Patrulla Fronteriza, la prueba de que el inmigrante se ha comprometido a comparecer ante un juez.

Loiacono y otros sacerdotes en la frontera reflejan la posición de la Iglesia Católica de que si bien los países tienen derecho a controlar sus fronteras, las personas que no consiguen trabajo en su país tienen derecho a buscarlo en otro.

Pero es difícil que la compasión por los indocumentados encuentre eco actualmente en Estados Unidos. Por el contrario, crecen las presiones para que las autoridades aseguren las fronteras, sobre todo después de los ataques del 11 de septiembre de 2001.

Chris Simcox, fundador del Proyecto Minuteman, un grupo que combate la inmigración ilegal, dice que la compasión para con los violadores de las leyes federales tiene un límite.

"Las iglesias tienen una larga historia de dar refugio porque consideran a esta gente hijos de Dios", dijo. "¿Pero cómo saben que no están ayudando e instigando a los terroristas?"

Según la Oficina del Censo, en Estados Unidos viven entre 9 millones y 13 millones de inmigrantes ilegales, la mayoría procedente de México.

Últimamente, Eagle Pass, un pueblo de unos 22 mil habitantes, ha conocido un auge de la inmigración ilegal ya que se encuentra a mitad de camino entre San Antonio, Texas, y Monterrey, México.

Algunos han cruzado a la carrera el campo de golf municipal, en las orillas del río Bravo. Otros se juntan en las aceras rumbo a la estación de autobuses en el centro. Este año han pasado hasta 150 personas por día.

"Es ardua la travesía de Centroamérica hasta Estados Unidos", dijo Loiacono, párroco de la iglesia de Nuestra Señora del Refugio que se encuentra a cuatro cuadras de la frontera con México. "Llegan harapientos y exhaustos. Sólo necesitan techo y comida".



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