Origen pagano de culto Guadalupano

CIUDAD DE MÉXICO – En el Cerro del Tepeyac, donde se alza la Basílica de Guadalupe y es lugar de adoración de la “Patrona de México”, los indígenas mexicanos tenían un centro de adoración de la deidad Tonantzin, que quiere decir “nuestra madrecita”.

Madre de Dios De acuerdo con datos histórico-religiosos, el indio Juan Diego, al narra que la Virgen de Guadalupe se le había aparecido en tres ocasiones (del 9 al 12 de diciembre de 1531), s e refirió a ella en náhuatl como Tonantzin y al lugar de las visiones como tonantzintla, que se traduce como el "lugar de nuestra madrecita".

Sin que haya datos concretos sobre el tema, se dice que el clero y los españoles debatieron durante largo tiempo la idea de nombrar a la virgen en náhuatl, Tonantzin, Guadalupe, que finalmente eligieron. El 16 de septiembre de 1676 se bautizó por primera vez a una persona con el nombre de Guadalupe, según registro bautismales. En una de su crónica de época, Fray Bernardino de Sahagún escribió en 1576 "hay tres o cuatro lugares donde solían hacer muy solemnes sacrificios, y que venían a ellos de muy lejanas tierras. El uno de estos es aquí en México, donde está un montecillo que se llama Tepeacac, y los españoles llaman Tepeaquilla y ahora se llama Nuestra Señora de Guadalupe”.

De acuerdo con esa historia, “en este lugar (los indígenas) tenían un templo dedicado a la madre de los dioses que llamaban Tonantzin, que quiere decir Nuestra Madre; allí hacían muchos sacrificios a honra de esta diosa, y venían a ellos de muy lejanas tierras, de más de veinte leguas, de todas estas comarcas de México, y traían muchas ofrendas; venían hombres y mujeres, y mozos y mozas a estas fiestas: era grande el concurso de gente en estos días”.

De Sahagún relató que los indios decían “vamos a la Fiesta de Tonantzin; y ahora que está allí edificada la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe también la llaman Tonantzin tomada ocasión de los predicadores que a Nuestra Señora la Madre de Dios la llaman Tonantzin”.

Y preocupado sugirió: “Es cosa que se debía remediar porque el propio nombre de la Madre de Dios Señora Nuestra no es Tonantzin sino Dios y Nantzin; parece esta invención satánica para paliar la idolatría debajo la equivocación de este nombre Tonantzin y vienen ahora a visitar a esta Tonantzin de muy lejos, tan lejos como de antes, la cual devoción también es sospechosa, porque en todas partes hay muchas iglesias de Nuestra Señora, y no van a ellas, y vienen de lejanas tierras a esta Tonantzin como antiguamente".

Cualesquiera que sea el origen, actualmente en términos religiosos no hay nada tan arraigado en la fe de los mexicanos como la devoción por la Virgen de Guadalupe, “Patrona de México”, y muchos extranjeros la veneran, por o que es llamada también “Emperatriz de las Américas”.

Millones de creyentes siguen fieles a la “virgen morena”, a la que cada año rinden culto el 12 de diciembre en la Basílica del Tepeyac. El fervor por la Guadalupana no es cosa sólo del templo, sino que acompaña a muchísimos mexicanos en sus casas, en imágenes y efigies, en sus trabajos, en los altares amorosamente decorados e incluso en los taxis y camiones.

Hay desde estampas clásicas y modestas hasta modernas y elaboradas figuras, con luces o espejos sobrepuestos, vírgenes vestidas con chaquira luminosa o engalanada con dibujos cambiantes.

La virgen forma parte, indiscutiblemente, de la tradición religiosa mexicana, y es parte de la cultura popular, de allí que año con año las peregrinaciones invadan la ciudad y muchos artistas lleguen ante la “morenita del Tepeyac” a cantarle las clásicas “mañanitas”.



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