¿Dónde estás amor de mi vida?

No es sencillo para un hombre o una mujer que haya superado la barrera de los treinta encontrar un lugar de socialización. La mayoría de los boliches, discotecas o confiterías bailables, apuntan a un público más joven, en tanto que sus grupos de amigos de la misma edad ya suelen encontrarse en pareja, por lo que estas personas solas tampoco tienen una compañía con quien salir a buscar su “media naranja”.

Sin embargo, en el mundo moderno urbano se encuentra gran cantidad de estas historias. Y es por ello que, desde hace tiempo, muchas agencias y particulares vieron la posibilidad de ofrecer un espacio para unir las historias de solas y solas, en medio de un clima de fraternidad y relajación, alejado del ensordecedor ruido de las pistas de baile nocturnas.

El esquema común para integrarse a estos grupos, suele ser similar en casi todos los casos. En primer lugar, se fija una entrevista personal, para que el coordinador de las reuniones arme grupos según las franjas de edad y gustos personales. Las edades que se suelen combinar, son las de mujeres de entre 26 y 38 años, con hombres de entre 30 y 40; de mujeres de entre 40 y 46 años con hombre de 42 a 54; y, finalmente, mayores de 55.

Todos los organizadores consultados, coinciden en afirmar que muchas personas llegan a la entrevista con una gran dosis de prejuicio, que se exhibe en su comportamiento retraído, pero que a los pocos minutos de iniciadas las reuniones dejan de lado sus preconceptos y comienzan a disfrutar de un gran momento de diversión.

Así, luego de abonar lo que cuesta la entrada a estos eventos, se concurre, generalmente los fines de semana, a una amplia y lujosa casa en las afueras de la ciudad.

Para poder “romper el hielo”, los organizadores planifican juegos, ruedas de chistes, concursos, o sesiones de actuación, siempre con la consigan de desinhibirse y tratar de ser uno mismo, por más atrevido que parezca. Luego, se comparten comidas o clases de baile, que van desde el tango hasta la salsa. Luego de esas extensas reuniones, donde los participantes se conocen más en profundidad, se espera que aquellos que hayan congeniado intercambien sus teléfonos o e-mails.

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